La ciudad de Sevilla se convierte en el epicentro de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, un evento que no solo destaca la importancia de la ayuda internacional, sino que también ofrece al presidente Pedro Sánchez una plataforma para reafirmar el papel de España en el ámbito global. En un contexto donde la política internacional está marcada por la retirada de recursos de países como Estados Unidos, la presencia de Sánchez en esta cumbre se presenta como una oportunidad para contrastar las prioridades de su gobierno con las de la administración estadounidense.
La cumbre, que se llevará a cabo con la participación de alrededor de 200 delegaciones, de las cuales unas 50 estarán encabezadas por jefes de Estado o de Gobierno, se desarrolla en un momento crítico para el PSOE. La reciente implicación de Santos Cerdán en una presunta trama de corrupción ha puesto al partido en una situación delicada, lo que hace que la proyección internacional de Sánchez sea aún más relevante. A pesar de la ausencia de representantes estadounidenses, el gobierno español está decidido a mostrar su compromiso con la cooperación internacional y la ayuda al desarrollo, un área que ha visto recortes significativos en otros países.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos marcó un cambio drástico en la política de ayuda internacional. La desmantelación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la paralización de programas de ayuda exterior han dejado un vacío que muchos países, incluida España, buscan llenar. Según datos de la OCDE, aunque Estados Unidos sigue siendo el mayor donante de ayuda al desarrollo, los recortes han sido significativos, lo que ha llevado a una reflexión sobre cómo abordar esta nueva realidad. En este contexto, España se propone liderar un cambio necesario en la ayuda al desarrollo, buscando afianzar su protagonismo en este ámbito.
La postura de Sánchez en la cumbre de Sevilla es clara: no se tocará el gasto social ni la inversión en diplomacia y cooperación al desarrollo. Este mensaje se refuerza con su reciente anuncio de un incremento en la contribución de España a la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (Gavi), lo que subraya su compromiso con la salud global y la cooperación internacional. En un momento en que el mundo enfrenta desafíos sin precedentes, como la pandemia de COVID-19 y sus repercusiones, la defensa de los principios y valores europeos se convierte en un eje central de la política exterior española.
La cumbre de Sevilla no solo es una plataforma para que Sánchez se posicione como un líder en el ámbito de la cooperación internacional, sino que también le permite contrarrestar las decisiones de la administración Trump. La senadora socialista Elena Diego ha destacado la importancia de la ayuda internacional y ha criticado la retirada de Estados Unidos como un ataque frontal a las políticas de cooperación al desarrollo. En este sentido, la cumbre se convierte en un espacio para que España se presente como un modelo alternativo, comprometido con la ayuda y el desarrollo sostenible.
A medida que la cumbre avanza, se espera que Sánchez participe en una serie de actos y reuniones bilaterales que refuercen la imagen de España como un actor clave en la cooperación internacional. La estrategia del gobierno español se centra en demostrar que, a pesar de los recortes en otros países, España está dispuesta a aumentar su contribución y liderar iniciativas que beneficien a los países en desarrollo. Este enfoque no solo busca mejorar la imagen de España en el exterior, sino que también tiene implicaciones internas, ya que permite al gobierno desviar la atención de las crisis políticas que enfrenta en casa.
La cumbre de Sevilla se presenta, por tanto, como una oportunidad para que Pedro Sánchez afiance su liderazgo y demuestre que España puede ser un referente en la cooperación internacional. A medida que el mundo se enfrenta a desafíos globales, la capacidad de España para liderar en este ámbito será crucial no solo para su imagen internacional, sino también para su estabilidad política interna. La decisión de no comprometerse a aumentar el gasto militar, a diferencia de lo que exige Trump, refuerza la idea de que España está dispuesta a defender sus valores y principios, incluso si eso implica ir en contra de las demandas de uno de los principales actores en la política mundial.