En una manifestación histórica, Berlín se convirtió en el escenario de una de las mayores concentraciones en Alemania en contra de las acciones israelíes en Gaza. Con la participación de aproximadamente 60,000 a 100,000 personas, según diferentes fuentes, los manifestantes marcharon por las calles de la capital alemana, exigiendo un cambio en la postura del gobierno alemán hacia el conflicto en Palestina. La manifestación, que tuvo lugar el 27 de septiembre de 2025, fue organizada por La Izquierda y más de cincuenta organizaciones que abogan por los derechos humanos y el reconocimiento del Estado de Palestina.
Los asistentes portaban pancartas con mensajes contundentes como «Un genocidio no justifica otro genocidio» y «Alemania es cómplice del genocidio en Gaza», reflejando un creciente descontento con la política exterior del gobierno de Friedrich Merz. Este evento no solo fue una expresión de solidaridad con el pueblo palestino, sino también una crítica abierta a la complicidad percibida de Alemania en las acciones de Israel.
### La Postura del Gobierno Alemán
El gobierno de Merz ha mantenido una postura firme en su apoyo a Israel, argumentando que el uso del término «genocidio» para describir las acciones israelíes en Gaza es inapropiado, dado el contexto histórico del Holocausto. Esta posición ha generado un intenso debate en la sociedad alemana, donde muchos consideran que la negación del genocidio actual convierte a Alemania en cómplice de las atrocidades. La manifestación fue un claro reflejo de este sentimiento, con consignas que denunciaban el financiamiento alemán a Israel a través de la venta de armas.
La marcha comenzó en Alexanderplatz y se dirigió hacia la Columna de la Victoria, un símbolo histórico de Berlín. Durante el recorrido, los manifestantes fueron acompañados por un fuerte despliegue policial, que se vio obligado a intervenir en algunos momentos debido a la aparición de grupos con banderas israelíes que intentaban contrarrestar la manifestación. A pesar de los incidentes aislados, la mayoría de los participantes se mantuvo pacífica, enfocándose en su mensaje de paz y justicia.
### La Reacción de la Sociedad Civil
La participación de figuras públicas como Michael Barenboim, un reconocido violinista y defensor de los derechos humanos, aportó un peso significativo a la causa. Barenboim, hijo del famoso director de orquesta Daniel Barenboim, ha sido un defensor vocal del reconocimiento de Palestina y ha instado a la comunidad internacional a tomar una posición más activa en la búsqueda de una solución justa al conflicto.
«Es el término apropiado, como atestiguan casi todas las organizaciones de derechos humanos y expertos», afirmó Barenboim, refiriéndose al uso de la palabra «genocidio» en el contexto de Gaza. Su intervención resuena con el creciente número de alemanes que sienten que su país debe asumir una postura más crítica respecto a las acciones de Israel y su impacto en la población palestina.
La manifestación también se enmarca en un contexto más amplio de activismo en Europa, donde las voces a favor de los derechos palestinos han ido ganando fuerza. En varias ciudades del continente, se han llevado a cabo protestas similares, reflejando un cambio en la percepción pública sobre el conflicto israelí-palestino. La presión social ha llevado a algunos gobiernos a reconsiderar su apoyo incondicional a Israel, aunque la respuesta oficial de Alemania sigue siendo cautelosa y centrada en la solución de dos estados.
### La Solución de Dos Estados: Un Debate Abierto
Alemania ha defendido históricamente la solución de dos estados como la única vía viable para resolver el conflicto, pero muchos críticos argumentan que esta postura es insuficiente ante la realidad actual en Gaza. La falta de reconocimiento del Estado de Palestina por parte de Alemania y otros países europeos ha sido un punto de contención en el debate sobre cómo abordar la crisis humanitaria en la región.
El ministro de Asuntos Exteriores, Johann Wadephul, representó a Alemania en la Asamblea General de la ONU, donde reiteró la posición oficial del país. Sin embargo, su intervención fue recibida con escepticismo por parte de muchos manifestantes, quienes consideran que la política exterior alemana no refleja la urgencia de la situación en Gaza. La percepción de que Alemania se aferra a un enfoque que prioriza la estabilidad política sobre los derechos humanos ha alimentado el descontento entre la población.
La manifestación en Berlín no solo fue un llamado a la acción, sino también una invitación a la reflexión sobre el papel de Alemania en el escenario internacional. A medida que el conflicto en Gaza continúa, la presión sobre el gobierno alemán para que adopte una postura más activa y comprometida con los derechos humanos y la justicia social se intensifica. La voz de los ciudadanos, expresada en las calles de Berlín, es un recordatorio de que la historia y la política no deben ser excusas para ignorar el sufrimiento humano.
La creciente movilización social en Alemania y en toda Europa sugiere que el debate sobre el conflicto israelí-palestino está lejos de concluir. A medida que más personas se involucran y exigen un cambio, la presión sobre los gobiernos para que reconsideren sus políticas y enfoques hacia la paz y la justicia en la región se vuelve cada vez más fuerte. La manifestación de Berlín es solo un capítulo en una historia más amplia de lucha por los derechos humanos y la dignidad de todos los pueblos, un recordatorio de que la solidaridad y la justicia son valores que deben prevalecer en cualquier sociedad democrática.