El 12 de octubre es una fecha que ha marcado la historia de España desde 1892, cuando se instituyó como el Día de la Fiesta Nacional para conmemorar los 400 años del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Sin embargo, a lo largo de los años, esta celebración ha evolucionado, y su significado ha sido objeto de debate, especialmente en un contexto donde la diversidad y la inclusión son cada vez más valoradas en la sociedad. Este artículo explora las diferentes perspectivas sobre la celebración del 12 de octubre y plantea la pregunta: ¿es momento de reconsiderar cómo se celebra esta fecha?
La tradición del desfile militar
El desfile militar que se lleva a cabo en Madrid cada 12 de octubre ha sido durante mucho tiempo el eje central de las celebraciones. Aunque en sus inicios no tenía un carácter marcadamente militar, con el paso del tiempo, especialmente durante la dictadura de Franco, se convirtió en un símbolo del poder militar y la monarquía. Este año, como en años anteriores, Felipe VI presidió el evento, al que asisten las principales autoridades del Estado. Sin embargo, la ausencia de algunos presidentes autonómicos, como el de la Generalitat de Catalunya, ha puesto de manifiesto la división que esta celebración puede generar en la sociedad española.
Expertos en política y sociología han comenzado a cuestionar la relevancia de mantener un desfile militar como el principal evento de la Fiesta Nacional. La politóloga Cristina Monge, por ejemplo, ha señalado que el acto actual refleja una imagen de un país anclado en el pasado y que no se adapta a las realidades contemporáneas. Para Monge, sería beneficioso resignificar el evento y hacerlo más inclusivo, de manera que represente a toda la sociedad y no solo a aquellos que se sienten identificados con el Ejército y la monarquía.
La idea de un cambio en la fecha de celebración también ha surgido en el debate. Algunos sugieren que el 6 de diciembre, día de la Constitución, o el 19 de marzo, fecha de la aprobación de la Constitución de 1812, podrían ser alternativas más representativas de los valores democráticos y la diversidad de la sociedad española. Jorge Resina, profesor de Ciencia Política, ha argumentado que el 12 de octubre, con su carga histórica de colonización y conquista, puede resultar incómodo para muchos, y que es necesario replantear el sentido de esta celebración.
La dificultad de implementar cambios
A pesar de las voces que abogan por un cambio, la realidad es que cualquier modificación en la celebración del 12 de octubre enfrenta una serie de obstáculos. Desde la Moncloa se ha indicado que no hay planes para introducir cambios en la Fiesta Nacional, lo que refleja la resistencia a alterar tradiciones profundamente arraigadas. María de la Serna, profesora del Máster de Protocolo, ha destacado que la historia y las costumbres son barreras significativas para cualquier intento de modernización del evento.
La percepción de que el desfile y la posterior recepción en el Palacio Real son actos obsoletos también ha sido un punto de discusión. Muchos consideran que la recepción, donde el Rey y la Reina saludan a los invitados de manera protocolaria, transmite una idea de vasallaje que no se alinea con los valores democráticos actuales. Se ha propuesto que el Monarca interactúe de manera más informal con los asistentes, lo que podría humanizar el evento y hacerlo más accesible.
Comparaciones con otras naciones
La celebración del 12 de octubre también ha sido comparada con las festividades nacionales de otros países europeos. Por ejemplo, en Italia, la fiesta nacional se celebra el 2 de junio, conmemorando la votación de la Constitución republicana y antifascista tras la caída de Mussolini. Este tipo de celebraciones se centran en valores democráticos y en la unidad nacional, en lugar de en símbolos militares o monárquicos. Andrés Boix, profesor de Derecho Público, ha señalado que España podría beneficiarse de una reforma similar, donde se celebren valores comunes como la solidaridad y el compromiso cívico.
La propuesta de descentralizar la celebración y llevarla a diferentes ciudades de España también ha ganado apoyo. Esto no solo permitiría una mayor participación de la ciudadanía, sino que también podría ayudar a construir un sentido de unidad nacional que trascienda las divisiones históricas. La idea es que el 12 de octubre no sea solo un día de celebración para un sector de la población, sino una fiesta cívica que una a todos los españoles.
El 12 de octubre sigue siendo una fecha cargada de historia, pero también representa una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de la identidad nacional en España. La clave podría estar en encontrar un equilibrio que permita honrar el pasado mientras se construye un futuro inclusivo y representativo para todos los ciudadanos.