En la historia de la ingeniería española, los logros son indiscutibles, pero también lo son las tragedias que han marcado su camino. Uno de los episodios más oscuros ocurrió en 1965, en la presa de Torrejón el Rubio, donde un accidente laboral dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la región y del país. Este suceso, que se conmemora cada año, no solo representa una pérdida de vidas, sino también un llamado a la reflexión sobre la seguridad en las obras de infraestructura y la responsabilidad de quienes las gestionan.
**El Contexto de la Construcción de la Presa**
La presa de Torrejón el Rubio, ubicada en el corazón del Parque Nacional de Monfragüe, fue parte de un ambicioso proyecto hidroeléctrico que incluía la construcción de dos presas, la de Torrejón-Tajo y la de Torrejón-Tiétar. Desde 1959, miles de obreros trabajaron en estas infraestructuras, enfrentándose a largas jornadas laborales y condiciones difíciles. Se estima que entre 4.000 y 5.000 trabajadores estaban involucrados en el proyecto, muchos de ellos provenientes de los pueblos cercanos. La construcción de estas presas no solo era crucial para el desarrollo energético del país, sino que también ofrecía empleo y estabilidad económica a muchas familias.
Sin embargo, la tragedia estaba a la vuelta de la esquina. El 22 de octubre de 1965, tras días de intensas lluvias, se decidió probar el aliviadero de la presa. En un intento por incrementar el nivel del agua embalsada, se produjo un fallo catastrófico en una de las compuertas, lo que llevó a una avalancha de agua que arrasó todo a su paso. En cuestión de minutos, la vida de muchos obreros y sus familias cambió para siempre.
**Las Consecuencias del Accidente**
El accidente resultó en la muerte de al menos 54 trabajadores, aunque se estima que el número real de víctimas podría ser mucho mayor, ya que muchos cuerpos fueron arrastrados río abajo y nunca recuperados. La respuesta del régimen franquista fue minimizar el suceso, tratando de silenciar el escándalo y evitar una crisis de confianza en la ingeniería española. Los medios de comunicación de la época apenas cubrieron la tragedia, enfocándose más en la obra en sí que en las vidas perdidas.
La evacuación de los poblados cercanos fue caótica. Las familias, aterrorizadas, se vieron obligadas a huir mientras el agua desbordada arrastraba no solo a los obreros, sino también a herramientas, maquinaria y materiales de construcción. La escena fue devastadora, y el impacto emocional en la comunidad fue profundo. Muchos de los que sobrevivieron al desastre vivieron con el trauma de haber perdido a seres queridos y de haber sido testigos de una tragedia que podría haberse evitado.
Las investigaciones posteriores al accidente revelaron una serie de negligencias en la construcción y mantenimiento de la presa. Se descubrió que las compuertas que fallaron no cumplían con los estándares de seguridad y que se habían tomado atajos en la construcción para ahorrar tiempo y costos. A pesar de las evidencias, el caso fue cerrado sin culpables, y las indemnizaciones ofrecidas a las familias de las víctimas fueron consideradas insultantes, lo que dejó un sentimiento de injusticia que perdura hasta hoy.
La tragedia de Torrejón el Rubio no solo es un recordatorio de la fragilidad de la vida humana frente a la ambición y la negligencia, sino que también subraya la importancia de la seguridad en la ingeniería. Este evento ha llevado a un mayor escrutinio de las prácticas de construcción y a la implementación de regulaciones más estrictas en la industria. La memoria de los que perdieron la vida en este accidente sigue viva, y cada año se realizan homenajes para recordar su sacrificio y para asegurar que tales tragedias no se repitan en el futuro.
A medida que se conmemora el aniversario de esta tragedia, es esencial reflexionar sobre las lecciones aprendidas y la necesidad de priorizar la seguridad en todas las obras de infraestructura. La historia de la presa de Torrejón el Rubio es un testimonio de la resiliencia de una comunidad que, a pesar de su dolor, sigue adelante, recordando a aquellos que dieron su vida en busca de un futuro mejor.