El 5 de noviembre de 2024, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos marcó un punto de inflexión en la carrera política de Kamala Harris. Desde ese momento, la actual vicepresidenta se alejó del foco mediático, adoptando un perfil bajo que ha comenzado a cambiar recientemente. A finales de septiembre, Harris rompió su silencio para promocionar sus memorias, donde reflexiona sobre los errores que llevaron a su derrota electoral. En una entrevista reciente, sugirió que podría estar considerando una nueva candidatura para las elecciones presidenciales de 2028, lo que ha generado un renovado interés en su figura política.
«No he terminado (…) He dedicado toda mi carrera al servicio público y lo llevo en la sangre», afirmó Harris, dejando entrever que su ambición política aún está viva. Sin embargo, las encuestas actuales no son favorables para ella. Un sondeo de la Universidad de New Hampshire indica que otros candidatos demócratas, como Pete Buttigieg, Gavin Newsom y Alexandria Ocasio-Cortez, están ganando más apoyo entre los votantes del partido.
A pesar de esto, Harris ha mostrado señales de que su aspiración presidencial sigue intacta. En una aparición en el pódcast «Diary of a CEO», comentó sobre su tenacidad: «No escuchar un no, eso probablemente ha sido una constante en mi vida». Esta frase refleja su determinación y su deseo de demostrar que lo que parece imposible puede ser alcanzado.
La trayectoria de Kamala Harris es notable. Se convirtió en la primera mujer negra y de ascendencia sudasiática en ocupar el cargo de vicepresidenta en la historia de Estados Unidos. Antes de esto, fue senadora y fiscal general de California, donde ganó su puesto en 2011 con un margen estrecho y se mantuvo en el cargo durante seis años. Sin embargo, su breve carrera presidencial en 2020 se vio truncada por varios factores, incluyendo la renuncia tardía de Joe Biden a la reelección, lo que dejó a Harris con solo 107 días para posicionarse como una figura independiente en una administración que enfrentaba desafíos significativos como la inflación y las tensiones internacionales.
La falta de carisma y el hecho de que fue la primera candidata a la presidencia que no participó en primarias desde 1968 también jugaron en su contra. Muchos demócratas optaron por no votar, y una gran parte de los jóvenes que votaron por primera vez se inclinó hacia Trump. Un estudio del Pew Research Center sugiere que, incluso si Harris hubiera movilizado a su base, no habría sido suficiente para ganar, ya que el electorado se volvió más diverso y se inclinó hacia la derecha en las últimas elecciones.
A medida que se acerca el ciclo electoral de 2028, la figura de Kamala Harris se vuelve cada vez más relevante. Su capacidad para atraer a los votantes y su habilidad para superar los obstáculos que se le presentan serán cruciales. La política estadounidense está en constante evolución, y la historia de Harris es un reflejo de las complejidades y desafíos que enfrentan las mujeres en posiciones de liderazgo. Su regreso a la escena política podría ser un testimonio de su resiliencia y su compromiso con el servicio público, pero también dependerá de su capacidad para conectar con un electorado que ha cambiado significativamente en los últimos años.
A medida que Harris se prepara para una posible nueva candidatura, el panorama político se vuelve más intrigante. La competencia dentro del Partido Demócrata se intensificará, y la capacidad de Harris para destacarse entre otros candidatos será fundamental. La historia de su carrera, marcada por altibajos, es un recordatorio de que en la política, la perseverancia y la adaptabilidad son esenciales para el éxito. En un país donde las divisiones políticas son cada vez más evidentes, la capacidad de Harris para unir a diferentes grupos y construir una coalición sólida será un factor determinante en su futuro político.
La política no solo se trata de ganar elecciones, sino también de inspirar a las personas y generar un cambio significativo. Kamala Harris ha demostrado ser una figura influyente en la política estadounidense, y su historia sigue siendo un ejemplo de cómo las mujeres pueden desafiar las normas y abrir caminos en un mundo dominado por hombres. A medida que se acerca el ciclo electoral de 2028, el interés por su figura y su posible candidatura se intensificará, y será fascinante observar cómo se desarrolla su trayectoria en los próximos años.
