La reciente condena de dos directores de cine iraníes ha puesto de relieve la creciente represión en el ámbito cultural en Irán. Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha, responsables de la película «My Favourite Cake», han sido sentenciados a penas de prisión por un tribunal revolucionario, aunque estas han sido suspendidas por un periodo de cinco años. Esta decisión ha suscitado un amplio debate sobre la libertad de expresión y la censura en el país persa.
La sentencia fue dictada por la sala 26 del tribunal revolucionario de Teherán, que impuso a Moghaddam 14 meses de prisión y a Sanaeeha un año, además de multas económicas. La acusación principal fue la de propaganda contra la República Islámica, así como la producción de contenido considerado obsceno. La película, que aborda las necesidades románticas de una mujer iraní, desafía las estrictas normas sociales impuestas por el régimen, lo que ha llevado a las autoridades a reaccionar con dureza.
La película «My Favourite Cake» ha sido objeto de controversia no solo por su contenido, sino también por la forma en que fue realizada. Las actrices que participaron en el filme no se cubrieron el cabello con el velo islámico, lo que contraviene las leyes de vestimenta en Irán. Esta decisión de los cineastas ha sido vista como un acto de desafío a las normas culturales y sociales del país, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas drásticas.
Además de las penas de prisión, el tribunal también ordenó la confiscación del equipo técnico utilizado en la producción de la película. Esta acción es un reflejo de la política de censura que ha caracterizado al régimen iraní, que busca controlar no solo el contenido que se produce, sino también los medios a través de los cuales se crea. La condena a Moghaddam y Sanaeeha se suma a una larga lista de casos de persecución a artistas y cineastas en Irán, donde la libertad de expresión se ve constantemente amenazada.
La reacción internacional no se ha hecho esperar. Más de 3,000 personalidades del mundo del cine, incluidos reconocidos directores como Pedro Almodóvar e Isabel Coixet, han firmado una petición exigiendo la retirada de todos los cargos contra los cineastas. Esta muestra de solidaridad pone de manifiesto la preocupación global por la situación de los derechos humanos en Irán y la necesidad de proteger la libertad de expresión en el ámbito cultural.
La condena a Moghaddam y Sanaeeha también refleja un contexto más amplio de represión en Irán, donde las autoridades han intensificado su control sobre la sociedad civil y los medios de comunicación. La censura en el cine y otros ámbitos artísticos es una herramienta utilizada por el régimen para mantener el control sobre la narrativa pública y evitar cualquier forma de disidencia.
La suspensión de las penas de prisión por un periodo de cinco años significa que, si los cineastas no cometen otros delitos durante este tiempo, las condenas podrían ser anuladas. Sin embargo, esta medida no elimina el hecho de que han sido condenados por ejercer su derecho a la libertad de expresión. La incertidumbre sobre su futuro y la posibilidad de nuevas represalias sigue siendo una preocupación para muchos en la comunidad artística y para los defensores de los derechos humanos.
La situación de Moghaddam y Sanaeeha es un recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que se atreven a desafiar las normas establecidas en Irán. La película «My Favourite Cake» no solo es una obra de arte, sino también un símbolo de resistencia contra la opresión y la censura. A medida que la comunidad internacional observa, la lucha por la libertad de expresión en Irán continúa, y el destino de estos cineastas podría ser un reflejo de la situación más amplia de los derechos humanos en el país.