La noche del 11 de abril de 2025, Chile se vio sacudido por una tragedia en las afueras del Estadio Monumental, donde dos jóvenes, una mujer de 18 años y un niño de 13, perdieron la vida en un confuso incidente relacionado con la policía. Este trágico suceso ocurrió justo antes del partido de la Copa Libertadores entre Colo Colo y el equipo brasileño Fortaleza, que fue suspendido tras la invasión de la cancha por parte de aficionados que protestaban por las muertes.
El ministro chileno de Seguridad Pública, Luis Cordero, confirmó que se ha imputado a un oficial de Carabineros que está siendo investigado por su presunta responsabilidad en el atropello de los jóvenes. El oficial ha sido separado de sus funciones mientras se lleva a cabo la investigación. Cordero también aceptó la renuncia de Pamela Venegas, jefa de la institución Estadio Seguro, tras los incidentes mortales.
Según testigos, el incidente se produjo cuando un grupo de aficionados intentó entrar al estadio sin entradas, lo que llevó a la intervención de la policía. En medio del caos, un vehículo policial conocido como «zorrillo», que se utiliza para dispersar multitudes, habría atropellado a las víctimas. La hermana de la joven fallecida, Bárbara Pérez, denunció que la policía había mentido sobre las circunstancias de la muerte de su hermana, afirmando que ella tenía su entrada y que no intentaba colarse.
«Ella venía con entrada en mano, carnet y todo. No se iban a colar, como dicen», declaró Pérez, quien exigió justicia y criticó la falta de respuesta de las autoridades. La joven también mencionó que el conductor del vehículo no se presentó ni ofreció explicaciones tras el incidente. La situación se tornó aún más complicada cuando la policía arrestó a dos amigos de la víctima, acusándolos de provocar el accidente, lo que generó indignación entre los familiares y amigos de los fallecidos.
El fiscal Francisco Morales, que está a cargo de la investigación, explicó que se está analizando si el carro policial tuvo alguna participación en la muerte de los jóvenes. La versión inicial indicaba que la estampida provocada por la intervención policial había causado la caída de una reja, que aplastó a las víctimas. Sin embargo, los testimonios de testigos y familiares sugieren que el vehículo policial fue el responsable directo del atropello.
Colo Colo, el club al que pertenecían las víctimas, emitió un comunicado lamentando profundamente las muertes de sus aficionados. El equipo anunció la suspensión de una celebración programada para el día siguiente, en señal de duelo, y su presidente, Aníbal Mosa, expresó su apoyo a las familias de los fallecidos. Mosa calificó el incidente como «lo más terrible» y se comprometió a ayudar a los familiares en lo que fuera necesario.
La Garra Blanca, el grupo de seguidores radicales de Colo Colo, también emitió un comunicado en el que confirmaron que la invasión de la cancha fue una protesta por las muertes y criticaron a la policía por su actuación. Este trágico evento ha generado un fuerte debate en la sociedad chilena sobre el uso de la fuerza por parte de las autoridades y la seguridad en los eventos deportivos.
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ha anunciado que enviará el caso a su Comisión de Disciplina, lo que podría acarrear severas consecuencias para el club. La situación ha dejado a la comunidad futbolística chilena en estado de shock, y muchos se preguntan cómo se pudo llegar a tal extremo en un evento que debería ser una celebración del deporte.
Mientras tanto, las familias de las víctimas continúan buscando respuestas y justicia, en un contexto donde la violencia y la falta de control en los eventos deportivos se han convertido en un tema recurrente en el país. La tragedia en el Estadio Monumental es un recordatorio doloroso de la necesidad de mejorar la seguridad y la gestión de multitudes en eventos deportivos, para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro.