La campaña electoral en Ecuador ha llegado a su fin, y los dos principales candidatos, el actual presidente Daniel Noboa y Luisa González, representante del correísmo, se encuentran en un virtual empate técnico. Esta situación plantea un escenario incierto para el país, donde las encuestas no han logrado despejar las tensiones que han marcado el proceso electoral.
Ambos candidatos realizaron sus últimos llamados a los votantes en Guayaquil, una ciudad que ha sido gravemente afectada por la violencia urbana en los últimos años. Noboa, en un mitin, enfatizó que este domingo la ciudad dará una lección a lo que él considera una «revolución fallida» y a los «malos gobernantes». Por su parte, González, en su «Caravana por la vida», destacó que su partido ha logrado alianzas con otras fuerzas políticas para alcanzar el éxito en las urnas, prometiendo un cambio en la confrontación política.
El contexto de esta segunda vuelta electoral es complejo. En el primer turno, celebrado en febrero, los candidatos no lograron despegarse en las preferencias del electorado, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre. Noboa, quien asumió la presidencia tras la dimisión de Guillermo Lasso, ha tenido que enfrentar críticas por su gestión, incluyendo problemas de seguridad y crisis energética. A pesar de esto, ha intentado proyectar una imagen de esperanza y cambio, prometiendo un futuro mejor para todos los ecuatorianos.
La estrategia de campaña de Noboa ha incluido un enfoque más cercano a la gente, alejándose de las tácticas digitales que predominaban en su primer intento. Esta vez, ha optado por recorrer el país y conectar directamente con los ciudadanos, utilizando figuras de cartón de tamaño real como símbolo de su campaña. Sin embargo, su administración ha estado marcada por errores que podrían costarle en las elecciones, como su enfrentamiento con la vicepresidenta y la gestión de la seguridad pública.
González, por su parte, ha enfatizado que Ecuador ha retrocedido en los últimos años desde que Rafael Correa dejó el poder. Su campaña ha buscado unir a diferentes sectores, incluyendo el movimiento indígena, que históricamente ha tenido una postura crítica hacia Correa. Además, ha anunciado la incorporación de Jan Topic, un empresario del sector de la seguridad, como posible ministro del Interior en su gobierno.
Un aspecto notable de esta campaña ha sido el acercamiento de Noboa a figuras políticas internacionales, como Donald Trump y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ayuso ha respaldado a Noboa, instando a los ecuatorianos a rechazar el socialismo y lo que ella considera un populismo destructivo. Este apoyo internacional ha sido parte de una estrategia para fortalecer su imagen y atraer a votantes que buscan un cambio en la dirección política del país.
Las encuestas han mostrado un panorama incierto, y el resultado de esta elección podría depender de la capacidad de cada candidato para movilizar a sus bases y atraer a los indecisos. La polarización política en Ecuador ha sido evidente, y los votantes se enfrentan a una elección que representa dos visiones diferentes para el futuro del país: una que busca continuar con un modelo más estatista y otra que se inclina hacia un enfoque más privado y liberal.
El cierre de campaña ha dejado claro que ambos candidatos están dispuestos a luchar hasta el último momento por el apoyo de los votantes. La tensión en el ambiente es palpable, y la incertidumbre sobre quién saldrá victorioso en esta contienda electoral se mantiene. Los ecuatorianos se preparan para una elección que no solo definirá su próximo presidente, sino también el rumbo político y social del país en los próximos años.