Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, ha arremetido contra la izquierda del Gobierno, acusándola de permanecer en silencio ante la posibilidad de un pacto entre el PSOE y el PP para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Durante la Quinta Asamblea de Podemos en Madrid, Iglesias expresó su frustración hacia lo que denominó como «izquierda riquiña», en referencia a figuras como Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo y líder de Sumar.
Iglesias, visiblemente molesto, señaló que esta misma izquierda que ahora calla es la que se benefició de la entrada de Podemos en el Gobierno. «La misma izquierda que no dice ni pío ahora que está en el Gobierno», afirmó, añadiendo que su postura es acomodada y contradictoria. En su discurso, el exvicepresidente del Gobierno recordó cómo en el pasado se cuestionaba la inclusión de figuras como Julio Rodríguez, un general, en las filas de Podemos, lo que generó tensiones dentro del partido.
El exlíder de Podemos no se detuvo ahí y, en un momento de gran intensidad, lanzó un contundente mensaje: «¡Váyanse a la mierda!». Este grito fue dirigido a aquellos que defienden un pacto entre el PSOE y el PP, lo que, según él, traiciona los principios de la izquierda. Iglesias también se refirió a estos defensores como «liberados sindicales», lo que provocó aplausos entre los asistentes a la asamblea.
En su intervención, Iglesias también reflexionó sobre el significado de ser un partido político. Para él, un partido debe ser un proyecto cultural e ideológico, similar a lo que representa la derecha. Criticó la falta de apoyo que ha recibido Podemos a lo largo de su trayectoria, enfatizando que su partido ha sido malinterpretado y atacado por su enfoque inclusivo hacia diversas fuerzas, incluyendo a policías y militares.
Además, Iglesias se refirió a su actual relación con la política, afirmando que no ha abandonado el ámbito político, ya que dirigir un medio de comunicación implica estar en la esfera política. Hizo mención a su bar, la taberna Garibaldi, como parte de un proyecto cultural que busca ganar poder más que dinero. En este sentido, Iglesias ha lanzado una campaña de crowdfunding para financiar su bar, donde promete grabar un vídeo cantando una canción para aquellos que realicen donaciones significativas.
La taberna Garibaldi, que ha sido objeto de críticas desde su apertura, se ha convertido en un símbolo de la nueva etapa de Iglesias en la política, donde busca expandir su influencia a través de iniciativas culturales. Su visión es que haya una taberna Garibaldi en cada ciudad, lo que refleja su deseo de crear un movimiento más amplio que trascienda la política tradicional.
Iglesias concluyó su discurso con una serie de consignas comunistas, reafirmando su compromiso con los ideales de la izquierda y su deseo de construir un futuro diferente. Su mensaje ha resonado entre sus seguidores, quienes ven en él una figura que desafía el statu quo y busca revitalizar la política desde una perspectiva más inclusiva y radical.
El exlíder de Podemos ha dejado claro que su lucha no se limita a la política convencional, sino que se extiende a la creación de espacios culturales que fomenten el debate y la participación ciudadana. Su enfoque en la taberna Garibaldi y su medio de comunicación son ejemplos de cómo busca integrar la cultura y la política en un mismo proyecto, desafiando las normas establecidas y promoviendo una nueva forma de hacer política en España.