Petra Juárez Fernández, una mujer que ha superado el siglo de vida, se ha convertido en un símbolo de amor y dedicación en su familia. Nacida el 29 de abril de 1924 en Alía, un pequeño municipio de la provincia de Cáceres, su vida ha estado marcada por la generosidad y el sacrificio. A pesar de no aparecer en los libros de historia, su relato es un testimonio de la resiliencia y el cariño que ha brindado a sus seres queridos.
Desde su infancia, Petra vivió en un entorno rural donde las dificultades eran parte de la vida cotidiana. A pesar de las adversidades, como la Guerra Civil que comenzó cuando tenía solo 12 años, recuerda su niñez con cariño. Aunque nunca asistió a una escuela formal, aprendió a leer y escribir gracias a la ayuda de una mujer del pueblo, lo que le permitió disfrutar de la lectura y mantener su mente activa a lo largo de los años.
La vida de Petra dio un giro inesperado cuando su hermana falleció tras dar a luz a su cuarto hijo. En ese momento, Petra asumió la responsabilidad de cuidar a los cuatro niños, convirtiéndose en una madre para ellos. «Se ocupó de todo: de nuestra educación, de que fuéramos buenas personas, de que no nos faltara nada», recuerda Mariluz, una de sus sobrinas, quien actualmente vive con ella en Cáceres.
Para sacar adelante a sus sobrinos, Petra trabajó arduamente en la finca familiar, cuidando de los animales y recogiendo aceitunas. También se dedicó a la costura, una de sus pasiones, donde encontraba satisfacción al crear prendas y bordados. Su dedicación y amor incondicional han dejado una huella imborrable en la vida de sus sobrinos, quienes la consideran una figura fundamental en su crianza.
A medida que sus sobrinos crecieron, Petra continuó siendo un pilar en sus vidas. Cuando Mariluz se trasladó a Madrid para estudiar, Petra no dudó en acompañarla, demostrando una vez más su compromiso y amor. Juntas vivieron en la capital hasta que Mariluz finalizó sus estudios, y luego se mudaron a Santa Amalia, donde permanecieron durante 19 años.
En 2008, Petra y Mariluz regresaron a Cáceres, donde han sido testigos de la evolución de la ciudad. A pesar de su avanzada edad, Petra mantiene una lucidez admirable y sigue disfrutando de paseos diarios, lectura y actividades culturales. Su secreto para una vida longeva, según ella, es llevar una dieta equilibrada y disfrutar de una cerveza sin alcohol cada día.
El próximo 29 de abril, Petra celebrará su 101 cumpleaños rodeada de su familia, un evento que promete estar lleno de emociones y recuerdos compartidos. Aunque su vida ha estado marcada por el sacrificio, Petra se muestra humilde y reflexiona sobre su historia con sinceridad: «A mí me importa que me conozca la gente que quiero y que viene a verme, pero a las personas que no conozco, ¿qué les importa mi vida?».
La historia de Petra es un recordatorio de la importancia de la familia, el amor y la dedicación. A través de sus acciones, ha tejido un legado que perdurará en la memoria de sus seres queridos, demostrando que detrás de cada arruga hay una historia digna de ser celebrada. Su vida, llena de sacrificios y amor, es un ejemplo de cómo una persona puede marcar la diferencia en la vida de otros, dejando una huella imborrable en sus corazones.