La reciente jubilación de la generación del ‘baby boom’ ha generado un impacto significativo en el sistema de pensiones en España. Este fenómeno demográfico, que abarca a aquellos nacidos entre 1958 y 1975, está comenzando a hacer sentir sus efectos en las cuentas de la Seguridad Social, lo que plantea serios desafíos para la sostenibilidad del sistema. En este contexto, es crucial entender cómo la jubilación de esta cohorte está afectando tanto a las pensiones actuales como a las futuras.
El aumento en el gasto en pensiones es uno de los principales efectos visibles de esta transición. Según datos recientes, las pensiones de los nuevos jubilados son, en promedio, un 26% más elevadas que las que se dejan de pagar. Esto se debe a que los nuevos pensionistas, que representan el 63% de los beneficiarios de prestaciones contributivas, tienen carreras de cotización más largas y, por ende, derecho a pensiones más generosas. En febrero de 2025, la pensión media de jubilación para los nuevos pensionistas alcanzó los 1.654 euros mensuales, en comparación con los 1.306 euros de aquellos que causan baja.
### La Presión Financiera sobre la Seguridad Social
La entrada de la generación del ‘baby boom’ al sistema de pensiones ha creado lo que se conoce como el «efecto de sustitución». Este término se refiere al sobrecoste que se genera por la diferencia entre las prestaciones que se dejan de pagar y las nuevas altas. Desde que comenzó la jubilación de esta cohorte en 2023, se estima que el gasto adicional en pensiones ha alcanzado cerca de 7.000 millones de euros, lo que equivale a un aumento anual de aproximadamente 2.300 millones de euros.
Este incremento en el gasto se produce en un contexto donde la Seguridad Social ya enfrenta tensiones financieras. La reforma de pensiones aprobada entre 2021 y 2023 se basa en la necesidad de aumentar los ingresos para cubrir el creciente gasto. Se espera que la revalorización de las pensiones, vinculada al IPC, añada entre 42.000 y 51.000 millones de euros de gasto hasta 2050, según proyecciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) y la Comisión Europea.
A medida que el número de jubilados aumenta, también lo hacen las transferencias del Estado a la Seguridad Social. En 2024, estas transferencias superaron los 48.000 millones de euros, y se estima que para mediados de siglo podrían duplicarse hasta alcanzar los 85.000 millones. Este aumento es necesario para cubrir el creciente déficit entre los ingresos por cotizaciones y el gasto en prestaciones.
### Desigualdad en la Renta: Un Desafío Adicional
Otro aspecto relevante que surge de este contexto es la creciente desigualdad en la renta entre diferentes grupos de edad. Según un análisis reciente, los mayores de 65 años han visto un aumento en su renta neta media, que en 2024 se situó un 16,2% por encima de la media nacional. Este crecimiento se debe en gran parte a las políticas de aumento de pensiones y a la apreciación de activos inmobiliarios y financieros.
En contraste, los jóvenes de entre 16 y 29 años han experimentado un crecimiento marginal en su renta, que se sitúa un 9% por debajo de la media nacional. Esta brecha se ha mantenido constante desde 2008, lo que plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones y el bienestar general del Estado. La diferencia en la renta disponible entre los jubilados y los jóvenes es un indicador claro de la necesidad de revisar las políticas económicas y sociales para garantizar un equilibrio en el futuro.
El economista Javier Santacruz ha señalado que esta tendencia de aumento en las pensiones públicas, junto con el crecimiento de la renta de los mayores, genera serias preocupaciones sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones. La situación actual requiere una atención urgente para evitar que las tensiones financieras se agraven en los próximos años.
En resumen, la jubilación de la generación del ‘baby boom’ está teniendo un impacto profundo en el sistema de pensiones en España. La combinación de pensiones más elevadas, un aumento en el gasto y una creciente desigualdad en la renta plantea desafíos significativos que deben ser abordados para garantizar la sostenibilidad del sistema en el futuro.