En la puerta del Sol de Plasencia, un personaje destaca por su energía y su inconfundible sonrisa: Juan Carlos Iglesias. Este artesano, que ha convertido su pasión por la piel en un medio de vida, es un ejemplo de superación personal y resiliencia. Su historia es un testimonio de cómo, a pesar de las adversidades, se puede encontrar un camino hacia la recuperación y la felicidad.
**Un Viaje de Superación**
Juan Carlos Iglesias García lleva 15 años vendiendo sus productos artesanales en la puerta del Sol. Cada mañana, recorre 60 kilómetros desde su hogar en La Pesga, donde ha establecido un taller ocupacional. Este espacio no solo le permite crear artículos de piel, sino que también es un lugar de terapia donde trabaja en su recuperación tras un grave accidente de tráfico que le dejó secuelas físicas y mentales.
A los 54 años, Juan Carlos recuerda con claridad el día que su vida cambió para siempre. Un accidente de coche lo llevó a un coma de 60 días y a una larga rehabilitación. Durante este proceso, sufrió múltiples lesiones en la columna cervical, lo que resultó en una parálisis completa del lado izquierdo de su cuerpo. A pesar de las dificultades, su espíritu luchador lo llevó a buscar formas de adaptarse a su nueva realidad. «Me desahució la Seguridad Social y me pasaron al seguro del automóvil», explica, refiriéndose a la transición de su atención médica. Sin embargo, no se dejó vencer por la adversidad.
**La Artesanía como Terapia**
La artesanía se ha convertido en su salvación. Juan Carlos fabrica alrededor de 200 referencias de productos de piel, desde cinturones hasta collares para animales. Cada pieza que crea no solo representa su habilidad como artesano, sino también su esfuerzo por mantenerse activo y comprometido con su recuperación. «Lo tengo mandado por los médicos del centro de daño cerebral y del Luis de Toro», dice, refiriéndose a la importancia de su trabajo manual en su proceso de rehabilitación.
La interacción con los clientes es otra parte fundamental de su día a día. Juan Carlos disfruta de la comunicación y el contacto humano, lo que le ayuda a ejercitar su mente y a mantener un razonamiento casi normal. Aunque a veces experimenta momentos de confusión, su carisma y su capacidad para conectar con las personas lo convierten en un excelente vendedor. «Me tratan muy bien, me lo paso muy bien y me ayuda mucho comunicarme y conocer a mucha gente», afirma con una sonrisa.
Su puesto de venta, que inicialmente operaba solo los martes y viernes, ahora está abierto de lunes a viernes, lo que refleja su creciente popularidad y la demanda de sus productos. La comunidad de Plasencia ha acogido a Juan Carlos con los brazos abiertos, y él, a su vez, ha encontrado en ellos un apoyo invaluable.
La historia de Juan Carlos es un recordatorio de que la vida puede dar giros inesperados, pero también de que es posible encontrar nuevas oportunidades en medio de la adversidad. Su dedicación a la artesanía no solo le ha proporcionado un medio de vida, sino que también le ha permitido reconstruir su identidad y su autoestima tras el accidente.
La resiliencia de Juan Carlos Iglesias es un ejemplo inspirador para todos aquellos que enfrentan desafíos en sus vidas. Su capacidad para adaptarse y encontrar alegría en su trabajo es un testimonio de la fuerza del espíritu humano. En cada producto que crea, hay una historia de lucha, superación y esperanza, que resuena en cada cliente que se detiene en su puesto en la puerta del Sol de Plasencia. La vida de Juan Carlos es un verdadero homenaje a la perseverancia y a la capacidad de reinventarse, recordándonos que, a pesar de las dificultades, siempre hay un camino hacia adelante.