En el corazón de Plasencia, cada martes y viernes, se forma una larga fila de clientes ansiosos por adquirir productos frescos y de calidad. Este fenómeno se debe a la presencia de Aurelio Sánchez Martín, el último hortelano que mantiene viva la tradición del mercadillo de frutas y verduras en la ciudad. A sus 59 años, Aurelio no solo cultiva, recoge y vende sus productos, sino que también representa un legado agrícola que se remonta a generaciones anteriores.
### La Tradición del Mercadillo de Plasencia
El mercadillo de Plasencia es un evento que ha perdurado a lo largo de los años, convirtiéndose en un punto de encuentro para los amantes de la buena comida y la agricultura local. Cada semana, los habitantes de la ciudad y los turistas se acercan a este mercado para disfrutar de la frescura de los productos que se ofrecen. Aurelio, con su puesto, se ha convertido en un símbolo de esta tradición, siendo el único hortelano que siembra y vende directamente sus productos sin intermediarios.
Desde que era un niño, Aurelio ha estado involucrado en esta actividad. Recuerda con nostalgia sus primeras experiencias en el mercadillo, acompañando a su padre en un tractor o en un mulo, un viaje que podía durar hasta tres horas. Con el tiempo, se hizo cargo del negocio familiar y ha continuado con la labor de cultivar la tierra, adaptándose a las nuevas demandas del mercado y perfeccionando sus técnicas de siembra.
Aurelio cultiva una variedad de productos en sus 16 hectáreas de terreno en Coria, incluyendo tomates, pimientos, sandías y melones. También tiene un pequeño huerto de árboles frutales, como perales y melocotoneros. Su dedicación a la agricultura es evidente, ya que trabaja incansablemente para ofrecer productos frescos desde julio hasta noviembre, y luego se prepara para la próxima siembra.
### El Esfuerzo Detrás de la Calidad
La vida de un hortelano no es fácil. Aurelio trabaja entre 17 y 18 horas al día, comenzando su jornada a las cuatro y media de la mañana y finalizándola pasadas las doce de la noche. Este arduo trabajo implica estar siempre atento a las condiciones climáticas, ya que el tiempo puede afectar significativamente la producción. A pesar del cansancio, la satisfacción de ver a sus clientes disfrutar de sus productos es lo que lo motiva a seguir adelante.
La calidad de sus productos es innegable. Aurelio se enorgullece de ofrecer frutas y verduras que destacan por su sabor y frescura. A lo largo de los años, ha mantenido los mismos precios, a pesar de que sus costos de producción han aumentado considerablemente. Este compromiso con la calidad y la accesibilidad ha hecho que su clientela crezca, atrayendo a personas de toda España que visitan Plasencia.
La lealtad de sus clientes es un testimonio del esfuerzo que pone en su trabajo. Muchas familias han estado comprando en su puesto durante generaciones, lo que crea un vínculo especial entre Aurelio y su comunidad. Sin embargo, a pesar de su éxito, Aurelio es consciente de que su tiempo en el mercadillo es limitado. A medida que se acerca a los 60 años, siente el peso del trabajo físico y la necesidad de considerar su futuro en la agricultura.
Aurelio también ha expresado su preocupación por el futuro de la agricultura local. Con el aumento de los precios y la llegada de fondos de inversión que compran tierras, teme que la tradición de los hortelanos pueda desaparecer. La situación actual del mercado agrícola plantea desafíos significativos, y Aurelio se pregunta cómo se mantendrá la calidad y la autenticidad de los productos en un entorno cada vez más comercializado.
A pesar de estos desafíos, Aurelio sigue siendo un pilar en la comunidad de Plasencia. Su dedicación y amor por la agricultura son evidentes en cada producto que vende. La historia de Aurelio no solo es la de un hortelano, sino la de un hombre que ha dedicado su vida a preservar una tradición que alimenta a su comunidad y que, a través de su esfuerzo, ha dejado una huella imborrable en la cultura local. La figura de Aurelio Sánchez Martín es un recordatorio de la importancia de la agricultura sostenible y del valor de los productos locales, en un mundo donde la industrialización y la globalización amenazan con borrar estas tradiciones.