La educación en España enfrenta retos significativos que afectan tanto a la juventud como a la economía del país. Según un reciente informe de la OCDE, España se encuentra en una posición preocupante en cuanto a la formación de sus jóvenes, destacando que un 24% de ellos solo ha alcanzado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Este porcentaje es alarmante, ya que duplica la media de la Unión Europea, que se sitúa en un 13%. A pesar de contar con un número elevado de universitarios con máster, la falta de formación en niveles intermedios como el Bachillerato o la Formación Profesional (FP) de Grado Medio es notable. Este fenómeno plantea la pregunta de por qué, en una era donde el conocimiento es clave, tantos jóvenes abandonan sus estudios a los 16 años.
La historia juega un papel crucial en esta problemática. Ismael Sanz, director del área de Economía de Educación en Funcas, señala que muchos de estos jóvenes provienen de familias con bajo nivel educativo, lo que influye en sus decisiones académicas. Un 35% de los adultos en España no ha superado la ESO, lo que es el doble de la media de la UE. Esto crea un ciclo de desmotivación y falta de ambición profesional entre los jóvenes, quienes no son plenamente conscientes de las consecuencias de no continuar su educación. Las estadísticas son claras: el 21% de los jóvenes con solo la ESO están desempleados, en comparación con el 13,7% de aquellos que completan el Bachillerato y el 9,3% de los que tienen estudios superiores.
La estructura del mercado laboral español también contribuye a esta situación. La economía se centra en sectores que no requieren formación avanzada, como la hostelería, lo que puede desincentivar a los jóvenes a continuar sus estudios. Sanz aboga por la necesidad de que los adolescentes tengan referentes que les inspiren a aspirar a más y sugiere que se implementen campañas institucionales para concienciar sobre la importancia de la educación continua. Antonio Cabrales, catedrático de Economía en la Universidad Carlos III, añade que la FP en España es demasiado académica y propone un enfoque más dual, que incluya prácticas desde el primer día, para atraer a aquellos jóvenes que tienden a abandonar.
La situación de los ‘ninis’, jóvenes que ni estudian ni trabajan, es otro aspecto preocupante. España lidera la UE en este ámbito, con un 17,6% de jóvenes en esta situación, superando a países como Italia y Grecia. Aunque muchos de estos jóvenes están buscando empleo, el desajuste entre las habilidades adquiridas y las demandas del mercado laboral es evidente. Esto resalta la necesidad de una reforma educativa que alinee mejor la formación con las necesidades del mercado.
La comprensión lectora y las habilidades matemáticas son competencias esenciales que también se ven afectadas. Un 31% de los adultos en España no puede realizar cálculos matemáticos simples, y un 32% no entiende textos cortos. Estos porcentajes son superiores a la media de la OCDE, lo que indica que la educación en España no está cumpliendo con su objetivo de preparar a los ciudadanos para los desafíos del mundo laboral. La situación ha empeorado en la última década, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad del sistema educativo actual.
La elección de carreras universitarias es otro aspecto que merece atención. Un 25% de los estudiantes se gradúa en campos con altas tasas de desempleo, como artes y humanidades, mientras que solo un 20% opta por áreas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), que ofrecen mejores perspectivas laborales. Esta tendencia sugiere que los estudiantes no están recibiendo la orientación adecuada para tomar decisiones informadas sobre su futuro profesional.
En el ámbito de la educación superior, España presenta una tasa de matriculación del 20% entre jóvenes de 15 a 19 años, casi el doble que la media de la OCDE y la UE. Sin embargo, la diferencia salarial entre los graduados de FP superior y aquellos que solo han completado el Bachillerato es mínima, lo que podría desincentivar a los jóvenes a continuar su formación. Ismael Sanz advierte que es crucial dar más importancia a los ciclos de FP que tengan una alta demanda en el mercado laboral, para asegurar que los graduados obtengan salarios competitivos.
La escolarización en la educación infantil es prácticamente universal en España, con un 98% en el segundo ciclo y un 71% en el primer ciclo. Sin embargo, a pesar de esta alta tasa de escolarización, los resultados en Primaria son preocupantes. Los informes PIRLS y TIMSS indican que, al llegar a los 12 años, los estudiantes españoles obtienen resultados más bajos en Lengua y Matemáticas en comparación con sus pares europeos. Esto sugiere que la calidad de la educación no está a la altura de las expectativas, a pesar de la inversión en educación.
La movilidad internacional de estudiantes también es un área donde España se queda atrás. Aunque ha habido un ligero aumento en la matrícula de estudiantes extranjeros en la educación superior, pasando del 3,5% al 4,3%, sigue siendo inferior a la media de la OCDE, que es del 7,4%. A pesar de contar con una lengua compartida con muchos países hispanoamericanos, España no ha logrado atraer a un número significativo de estudiantes internacionales.
El abandono escolar temprano sigue siendo un problema en España, aunque la ministra de Educación ha destacado que las cifras están en su punto más bajo de la historia. Sin embargo, el país aún presenta una de las tasas más altas de la UE. La inversión en educación ha aumentado, con un 81% más de fondos destinados a becas, pero el número de estudiantes ha disminuido, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de este modelo a largo plazo. La OCDE prevé que, debido a la inmigración, el número de estudiantes aumentará en un 10% para 2033, lo que podría generar nuevos desafíos para el sistema educativo español.