En un inquietante suceso que ha captado la atención de la opinión pública, dos hombres africanos han desaparecido en Librilla, Murcia, lo que ha llevado a la detención de varios empresarios locales. La historia de Jean Mirabeau Ngoho y Siaka Coulibaly, quienes fueron vistos por última vez en diciembre de 2024, se ha convertido en un enigma que involucra posibles delitos de homicidio y fraude. La investigación, que ha revelado detalles escalofriantes, ha puesto de manifiesto la complejidad de la situación y la desesperación de las familias de los desaparecidos.
La desaparición de Jean y Siaka comenzó el 14 de diciembre de 2024, cuando Jean, de 52 años y originario de Camerún, se comunicó con su esposa, Isabella, desde un polígono industrial en Librilla. Junto a él se encontraba Siaka, de 37 años y originario de Costa de Marfil. Ambos hombres estaban involucrados en el negocio de compra y venta de coches de segunda mano, lo que los llevó a reunirse con empresarios locales en la empresa Porkytrans. Sin embargo, tras esa última conversación, Jean dejó de responder a las llamadas, lo que generó una creciente preocupación en sus familias.
Isabella, alarmada por la falta de noticias, emprendió un viaje de más de 400 kilómetros desde su hogar en Benalmádena, Málaga, hasta Librilla, con la esperanza de encontrar a su marido. Al llegar, se dirigió a la comisaría de la Policía Nacional, donde fue redirigida a la Guardia Civil, que asumió la investigación. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, la búsqueda inicial no arrojó resultados, lo que llevó a las familias a solicitar la ayuda de la asociación SOS Desaparecidos para difundir alertas sobre la desaparición de ambos hombres.
La situación dio un giro dramático cuando, el 4 de mayo de 2025, la Guardia Civil realizó varias detenciones relacionadas con el caso. Entre los arrestados se encontraban un empresario vinculado a Porkytrans, su sobrino y una mujer familiar de ambos. Los dos hombres fueron acusados de homicidio y ocultación de cadáver, mientras que la mujer fue investigada por encubrimiento. La delegada del Gobierno en la Región de Murcia, Mariola Guevara, confirmó que existían indicios y contradicciones en las declaraciones de los sospechosos, lo que alimentó las sospechas sobre su implicación en la desaparición de Jean y Siaka.
La empresa Porkytrans, dedicada al transporte y compra-venta de ganado, había estado en concurso de acreedores desde 2018 y había enfrentado problemas de reputación, incluyendo la rescisión de contratos con Instituciones Penitenciarias por suministrar productos en mal estado. Esto plantea interrogantes sobre el estado de la empresa y su relación con los desaparecidos. La investigación ha revelado que Jean y Siaka perdieron el rastro tras entrar en las instalaciones de Porkytrans, lo que ha llevado a las autoridades a considerar la posibilidad de que los hombres fueran víctimas de un delito.
Uno de los aspectos más intrigantes del caso es la hipótesis de que Jean y Siaka podrían haber intentado estafar a los empresarios de Porkytrans con billetes falsos, un engaño conocido como «estafa wash wash». Este tipo de fraude implica hacer creer a la víctima que, mediante un proceso químico, se pueden transformar billetes falsos en auténticos. La Policía ha descrito el método como un engaño que ha sido utilizado en diversas ocasiones, y se sospecha que los empresarios, al darse cuenta del timo, habrían convocado a los africanos para exigirles explicaciones.
La búsqueda de Jean y Siaka ha involucrado a un amplio despliegue de agentes de la Guardia Civil, incluyendo unidades de criminalística y buzos del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS), que han revisado balsas y pozos en las instalaciones de Porkytrans. Además, se han utilizado georradares y perros especializados en la búsqueda de restos biológicos, lo que demuestra la seriedad con la que se está tratando el caso.
Las familias de los desaparecidos, Isabella y Fatma, esposa de Siaka, han expresado su desesperación ante la falta de información sobre el paradero de sus maridos. La situación ha sido desgarradora para ambas, quienes han tenido que lidiar con la incertidumbre y el dolor de no saber qué ha sucedido con sus seres queridos. La presión mediática y la atención pública han mantenido el caso en el foco, pero la resolución sigue siendo incierta.
A medida que avanza la investigación, la comunidad de Librilla se encuentra en estado de shock ante la posibilidad de que un crimen haya tenido lugar en su localidad. La historia de Jean y Siaka es un recordatorio de los peligros que pueden acechar en situaciones aparentemente cotidianas y de la importancia de la justicia en la búsqueda de la verdad. Las autoridades continúan trabajando para esclarecer los hechos y dar respuestas a las familias afectadas, mientras la comunidad espera que se haga justicia en este trágico caso.