La cuestión del reconocimiento del catalán como lengua oficial en la Unión Europea ha cobrado una relevancia inesperada en el panorama político español. En un contexto donde el independentismo catalán parece estar en declive, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha decidido utilizar esta temática como una herramienta política para fortalecer su posición en el Congreso. La estrategia es clara: conseguir la oficialidad del catalán, el vasco y el gallego en la UE, a pesar de la resistencia de algunos Estados miembros, con el objetivo de amarrar el apoyo de partidos como Junts.
### La Lengua como Instrumento de Poder
El catalán, hablado por aproximadamente 10 millones de personas, se encuentra en una situación peculiar. A pesar de ser una de las lenguas más habladas de Europa, carece de reconocimiento oficial a nivel europeo. Esto contrasta con idiomas como el irlandés o el maltés, que, con menos hablantes, han logrado este estatus. La pregunta que surge es: ¿por qué el catalán no ha sido considerado oficialmente? La respuesta parece estar en la falta de consenso y voluntad política tanto en España como en Europa.
Sánchez ha entendido que la lengua es un símbolo poderoso de identidad y pertenencia en Cataluña. En un momento en que el independentismo enfrenta un desgaste social, el presidente ha optado por reavivar el catalanismo federalista, una estrategia que recuerda a la política de su predecesor, José Luis Rodríguez Zapatero. La oficialidad del catalán podría ser vista como un intento de Sánchez por recuperar la confianza de los votantes catalanes y, al mismo tiempo, debilitar a la oposición, especialmente al Partido Popular (PP) y su líder, Alberto Núñez Feijóo.
El uso del catalán en el ámbito político no es nuevo, pero la forma en que Sánchez lo ha incorporado en su agenda es significativa. Al presionar para su reconocimiento, busca posicionarse como el presidente que más ha hecho por la diversidad cultural en España. Sin embargo, esta jugada también tiene un trasfondo más oscuro: la posibilidad de utilizar el fracaso en esta iniciativa como un arma política contra el PP, presentándolo como un obstáculo para el autogobierno y la diversidad.
### La Respuesta del PP y el Riesgo de la Catalanofobia
La reacción del PP ante esta estrategia ha sido variada. Feijóo se enfrenta a un dilema: oponerse a la oficialidad del catalán podría alienar a un segmento de votantes que se identifican con la lengua, mientras que apoyarla podría ser visto como una traición a la base más nacionalista del partido. En este sentido, el PP ha optado por una postura más beligerante, acusando a Sánchez de utilizar el catalán como un instrumento de división y enfrentamiento.
La prensa catalana ha comenzado a señalar al PP como responsable de una supuesta «catalanofobia», un término que se ha popularizado en el discurso político para describir la oposición a la lengua y cultura catalana. Este clima de tensión ha llevado a que algunos analistas consideren que el PP está cayendo en la trampa de Sánchez, al posicionarse como el partido que se opone a la lengua catalana en un momento en que la identidad cultural es un tema candente.
Feijóo podría haber optado por una estrategia más neutral, evitando comprometerse demasiado en un sentido u otro. Sin embargo, su decisión de enfrentarse a Sánchez en este tema podría tener repercusiones en las próximas elecciones, especialmente en Cataluña, donde el PP necesita mejorar su imagen y su apoyo electoral. La historia reciente muestra que el partido ha tenido dificultades para conectar con los votantes catalanes, y esta situación podría complicar aún más sus esfuerzos.
El dilema del PP se agrava por el hecho de que, durante años, ha tolerado situaciones en las que se ha incumplido la legislación que protege el uso del español en Cataluña. La falta de acción en este frente ha llevado a que muchos ciudadanos se sientan desprotegidos y ha alimentado el sentimiento de que el español es una lengua en peligro en su propia tierra. Si el PP realmente desea cambiar esta percepción, deberá adoptar una postura más proactiva y coherente con respecto a la defensa del español y la diversidad lingüística en Cataluña.
En resumen, la cuestión del catalán como lengua oficial en la UE no es solo un asunto lingüístico, sino que se ha convertido en un campo de batalla político. Las decisiones que se tomen en este ámbito tendrán un impacto significativo en el futuro de la política española y en la relación entre las diferentes comunidades autónomas. La lengua, en este caso, se ha transformado en un símbolo de identidad, poder y, sobre todo, de estrategia política.