El pasado 28 de abril de 2025, España vivió una crisis sin precedentes en su historia moderna: un apagón masivo que afectó a todo el territorio peninsular durante más de siete horas. Este evento no solo paralizó la actividad comercial y de servicios, sino que también dejó al descubierto las vulnerabilidades del sistema eléctrico español. En este artículo, exploraremos las causas del apagón, sus consecuencias y las implicaciones para el futuro del suministro eléctrico en el país.
### Causas del Apagón Masivo
El apagón se inició a las 12:32 horas y fue el resultado de una desconexión automática del sistema eléctrico europeo, provocada por una «oscilación severa» en la frecuencia de la red. Este fenómeno, conocido como «cero energético», ocurre cuando hay un desequilibrio abrupto entre la generación y la demanda de electricidad. En este caso, el 60% de la energía demandada desapareció repentinamente, lo que llevó a la red a desconectarse como medida de autoprotección.
Los expertos han señalado que, aunque se barajaron diversas hipótesis sobre la causa del apagón, la más probable es una combinación de factores técnicos y de gestión. Antes del incidente, se habían detectado variaciones bruscas en la frecuencia de la red, lo que indicaba que algo no estaba funcionando correctamente. Las empresas eléctricas, como Iberdrola, Endesa y Naturgy, se encuentran bajo la lupa, ya que son responsables de la generación y distribución de electricidad en el país.
Uno de los factores que contribuyó al caos fue la alta producción de energía renovable, especialmente de fuentes fotovoltaicas. El día del apagón, se esperaba que la energía solar aportara casi un 30% de la generación total, lo que superaba la capacidad de absorción del sistema. Esta situación ha generado distorsiones en los precios del mercado mayorista de la electricidad, que incluso registró precios negativos en algunas horas del día anterior al apagón.
### Consecuencias del Apagón
Las repercusiones del apagón fueron inmediatas y devastadoras. El corte de luz afectó no solo a los hogares, sino también a servicios esenciales como el transporte público y las telecomunicaciones. A medida que la situación se desarrollaba, el Gobierno español declaró una «situación de crisis» y pidió a las comunidades autónomas que activaran sus planes de emergencia.
Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, no descartó la posibilidad de un ciberataque, aunque los expertos consideran que esta hipótesis es poco probable. La atención se centra más bien en la gestión técnica de la red eléctrica y en la necesidad de realizar inversiones significativas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. Las empresas eléctricas enfrentan ahora un aluvión de reclamaciones por parte de los consumidores, quienes tienen derecho a solicitar indemnizaciones por los daños y perjuicios causados por el apagón.
Las reclamaciones pueden dirigirse tanto a la empresa comercializadora de energía como a la distribuidora, lo que complica aún más la situación para las grandes eléctricas. Aunque la responsabilidad del apagón podría recaer en la Red Eléctrica, que gestiona la infraestructura de alta tensión, las empresas que suministran energía a los consumidores finales son las que tendrán que lidiar con las quejas y demandas.
### El Futuro del Sistema Eléctrico Español
El apagón ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de revisar y actualizar la infraestructura eléctrica de España. Las empresas del sector han solicitado al Gobierno mayores inversiones en redes eléctricas troncales para garantizar que el sistema pueda absorber la creciente demanda de energía, especialmente con la entrada masiva de fuentes renovables.
Además, se ha planteado la necesidad de introducir sistemas de almacenamiento de energía, como baterías, que podrían ayudar a estabilizar la red y evitar futuros colapsos. La transición hacia un modelo energético más sostenible y eficiente es un objetivo prioritario, pero también requiere una planificación cuidadosa y una inversión significativa.
El incidente del 28 de abril no solo es un llamado de atención sobre las vulnerabilidades del sistema eléctrico español, sino también una oportunidad para repensar cómo se gestiona la energía en el país. La combinación de un aumento en la producción de energía renovable y la necesidad de una infraestructura robusta y resiliente será clave para el futuro del suministro eléctrico en España.