La energía nuclear ha sido un tema de controversia en España durante años, y la reciente insistencia de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, en cerrar la central nuclear de Almaraz ha reavivado el debate. A pesar de los numerosos avisos en contra, Aagesen se mantiene firme en su postura, utilizando a Naturgy como excusa para justificar su decisión. Este artículo examina las implicaciones de este cierre y las voces que se alzan en defensa de la energía nuclear en el país.
La situación actual del sector energético en España es compleja. Desde el acuerdo de cierre de las centrales nucleares pactado en 2019, el contexto ha cambiado drásticamente. La guerra en Ucrania, las tensiones geopolíticas y la reciente crisis energética han puesto de manifiesto la necesidad de una revisión de las políticas energéticas. A pesar de esto, Aagesen ha declarado que no tomará medidas para prorrogar la vida útil de Almaraz, argumentando que no le corresponde a ella decidir sobre el futuro de la central. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por diversos sectores, que advierten sobre las consecuencias negativas que podría acarrear el cierre.
### La Perspectiva Económica del Cierre de Almaraz
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha emitido un informe que alerta sobre las repercusiones económicas del cierre de la central nuclear de Almaraz. Según el análisis del doctor en economía Diego Rodríguez, la falta de energía nuclear obligaría a aumentar el uso de ciclos combinados de gas, que son más contaminantes y costosos. Esto, a su vez, elevaría los precios de la electricidad para los consumidores, un hecho que contradice los objetivos de sostenibilidad y descarbonización que persigue el gobierno.
Rodríguez sostiene que, sin las nucleares, el sistema eléctrico español se vería obligado a depender más del gas, lo que incrementaría las emisiones de CO2 y afectaría negativamente al suministro eléctrico. Además, el informe destaca que otros países que han cerrado sus centrales nucleares, como Alemania, han experimentado un aumento en los costos de energía y problemas de suministro. La experiencia internacional sugiere que el cierre de Almaraz podría tener consecuencias similares, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad de los planes del gobierno.
La necesidad de un enfoque más flexible en la planificación energética es otro de los puntos que se destacan en el informe. Rodríguez sugiere que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) debe adaptarse a la realidad del sector eléctrico y considerar la importancia de los generadores síncronos tradicionales, como las centrales nucleares, que no emiten gases de efecto invernadero. Esta perspectiva es crucial para asegurar un suministro eléctrico fiable y asequible en el futuro.
### La Resistencia a la Desactivación Nuclear
El rechazo al cierre de Almaraz no se limita a los economistas. La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, ha defendido públicamente la continuidad de la central, argumentando que su cierre sería un error y una injusticia para una región que ya ha sufrido demasiados agravios. Guardiola enfatiza que la energía nuclear es fundamental para el empleo y el futuro económico de su comunidad, y ha instado al gobierno a escuchar las demandas de la población local.
La plataforma ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’ ha organizado movilizaciones para expresar su apoyo a la central nuclear y su oposición al cierre. Los defensores de la energía nuclear argumentan que esta fuente de energía es esencial para garantizar la soberanía energética de España y para proporcionar empleo en áreas rurales. La movilización de la comunidad refleja un creciente descontento con las políticas energéticas actuales y una demanda de un enfoque más equilibrado que considere tanto la sostenibilidad como la viabilidad económica.
La situación en torno a Almaraz es un microcosmos de un debate más amplio sobre el futuro de la energía en España. A medida que el país avanza hacia una transición energética, es fundamental que las decisiones se basen en un análisis realista de las necesidades energéticas y económicas. La energía nuclear, a pesar de las controversias que la rodean, sigue siendo una parte importante del mix energético y su cierre podría tener consecuencias graves para la economía y el medio ambiente.
En este contexto, la postura de Aagesen y su negativa a prorrogar la vida útil de Almaraz se enfrenta a un creciente escepticismo. La presión de los economistas, políticos y ciudadanos que defienden la energía nuclear podría llevar a una reevaluación de las políticas energéticas del gobierno. La clave será encontrar un equilibrio que permita avanzar hacia un futuro sostenible sin comprometer la seguridad y la economía del país.