El año 2026 se perfila como un periodo crucial para el panorama político en España, especialmente en Castilla y León, donde las elecciones autonómicas se celebrarán el 15 de marzo. Este evento marcará el inicio de un nuevo ciclo electoral que también incluirá las elecciones andaluzas y, potencialmente, un ‘superdomingo’ electoral. Sin embargo, la idea de que el Partido Popular (PP) coordine un adelanto electoral en otras comunidades como Aragón y Extremadura parece desvanecerse, dado que los acuerdos de presupuestos con Vox aún no se han concretado en estas regiones.
### La Dinámica de los Acuerdos Políticos
Desde que Vox abandonó en 2024 los gobiernos en coalición con el PP, la relación entre ambos partidos ha estado marcada por la incertidumbre. La falta de acuerdos en los presupuestos para 2026 en comunidades como Aragón y Extremadura ha llevado a los líderes del PP, Jorge Azcón y María Guardiola, a replantear sus estrategias. La situación se complica aún más con la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas de 2027, que podrían coincidir con las elecciones generales que Pedro Sánchez pretende convocar. Este escenario podría dar lugar a un ‘superdomingo’ electoral, donde se celebren múltiples elecciones el mismo día, lo que aumentaría la presión sobre los partidos políticos para obtener resultados favorables.
El PP, que actualmente cuenta con once presidentes autonómicos, se enfrenta al desafío de mantener su poder en un contexto donde Vox ha consolidado su posición como la tercera fuerza política, superando a las formaciones a la izquierda del PSOE. La dependencia del PP de Vox para gobernar en algunas comunidades es un tema recurrente en la estrategia del PSOE, que ha utilizado esta relación como un argumento en su campaña electoral.
### Estrategias del PP ante el Escenario Electoral
El PP, bajo el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, se encuentra en una encrucijada. La necesidad de mantener el poder autonómico y evitar un descalabro electoral similar al de las elecciones generales de 2023 es primordial. En esa ocasión, Feijóo perdió la oportunidad de llegar a la Moncloa por un margen estrecho, lo que ha dejado una huella profunda en la estrategia del partido. La cercanía a Vox se ha convertido en un arma de doble filo; si bien es necesario para formar gobiernos en algunas comunidades, también puede alienar a votantes moderados que temen un giro hacia la extrema derecha.
Las elecciones de marzo en Castilla y León serán un termómetro para medir la salud del PP y su capacidad para gestionar su relación con Vox. Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, deberá abrir nuevamente las negociaciones con Vox para asegurar su continuidad en el poder. La posibilidad de un ‘superdomingo’ electoral podría amplificar el impacto de estas elecciones, ya que los resultados en Castilla y León podrían influir en la campaña andaluza y en la percepción general del PP en el resto del país.
La estrategia del PP también debe considerar el contexto nacional. La reciente convocatoria de elecciones generales en pleno verano por parte de Sánchez ha cambiado las reglas del juego, y el PP debe estar preparado para responder a cualquier movimiento inesperado del Gobierno. La relación con Vox, aunque necesaria, debe manejarse con cuidado para no perder el apoyo de los votantes moderados que podrían ser cruciales en las elecciones.
En resumen, el año 2026 se presenta como un desafío significativo para el PP en Castilla y León y en el resto de España. La gestión de su relación con Vox, la preparación para un posible ‘superdomingo’ electoral y la necesidad de mantener su poder autonómico son factores que determinarán el futuro político del partido y su capacidad para enfrentar a un PSOE que busca recuperar terreno perdido. La próxima campaña electoral no solo será una prueba de fuerza entre los partidos, sino también un reflejo de las dinámicas cambiantes en el panorama político español.