Declan Rice, el centrocampista del Arsenal, se ha convertido en una figura prominente en el mundo del fútbol, especialmente tras su destacado rendimiento en la Champions League. Sin embargo, su éxito en el campo ha traído consigo un lado oscuro que afecta a su vida personal, especialmente a su pareja, Lauren Fryer. Cada vez que Rice brilla en el terreno de juego, las búsquedas sobre Fryer aumentan, pero no por razones positivas. En lugar de ser celebrada, Fryer se convierte en el blanco de críticas y burlas en las redes sociales.
Rice, quien ha sido internacional con Inglaterra y uno de los fichajes más caros de la Premier League, ha visto cómo su vida privada se convierte en un tema de conversación pública. La relación entre Rice y Fryer comenzó en su adolescencia, y juntos han construido una vida familiar, incluyendo a su hijo Jude, nacido en 2022. Sin embargo, la atención mediática que rodea a Rice ha expuesto a Fryer a un escrutinio implacable.
La pareja ha enfrentado ataques en línea, especialmente por parte de aficionados que critican la apariencia de Fryer. En diciembre de 2023, una cuenta anónima de Twitter lanzó comentarios despectivos sobre ella, sugiriendo que Rice podría «aspirar a algo mejor». Este tipo de comentarios no solo son hirientes, sino que también reflejan una cultura tóxica que asocia el éxito de un deportista con la apariencia de su pareja.
La situación se intensificó en abril de 2024, cuando Fryer decidió cerrar sus redes sociales debido al acoso constante. Los comentarios crueles sobre su peso y apariencia se volvieron tan abrumadores que optó por alejarse del entorno digital. Este tipo de hostigamiento no es nuevo; ha ocurrido cada vez que Rice tiene un buen desempeño, como durante la Euro 2024, donde Inglaterra llegó a la final.
El acoso a Fryer resalta un problema más amplio en el mundo del deporte, donde las parejas de los atletas son a menudo juzgadas y criticadas por estándares poco realistas. La obsesión por las WAGs (novias y esposas de futbolistas) ha llevado a que muchas mujeres sean objeto de escrutinio, independientemente de sus logros o personalidad. Fryer, que ha mantenido un perfil bajo y no busca la atención pública, se ha visto atrapada en esta dinámica tóxica.
A pesar de los ataques, ha habido quienes han defendido a Fryer, aunque a veces de manera torpe. Felicitar a Rice por estar con una mujer que no se ajusta a los cánones de belleza convencionales puede ser igualmente problemático, ya que perpetúa la idea de que la apariencia es lo que define el valor de una persona.
El caso de Declan Rice y Lauren Fryer es un recordatorio de que el deporte, como reflejo de la sociedad, necesita una reevaluación. La cultura del acoso en línea y la toxicidad que rodea a las figuras públicas deben ser abordadas. La vulnerabilidad de Fryer al cerrar sus redes sociales es un signo de que el daño causado por el odio en línea es real y devastador.
La historia de Rice y Fryer no es solo la de una pareja en el ojo público, sino también un llamado a la reflexión sobre cómo se trata a las mujeres en el ámbito deportivo. La presión social y los estándares de belleza impuestos son temas que deben ser discutidos y desafiados. En un mundo donde el éxito se mide a menudo por la fama y la apariencia, es crucial recordar que detrás de cada figura pública hay una persona con sentimientos y una vida personal que merece respeto.