La desaparición de Mari Trini Suardaz y su hija Beatriz, ocurrida hace 38 años, ha vuelto a cobrar vida en los medios y en la opinión pública tras la reapertura del caso por parte de las autoridades. Este suceso, que ha permanecido en la sombra durante décadas, ha despertado el interés de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Gijón, quienes están llevando a cabo nuevas investigaciones en un intento por desentrañar el misterio que rodea a esta trágica historia. En este artículo, exploraremos los detalles de la desaparición, las nuevas pruebas que han surgido y el contexto social y familiar que rodea a Mari Trini.
La Desaparición de Mari Trini y Beatriz
Mari Trini Suardaz, una joven de 24 años, desapareció en un día indeterminado del verano de 1987 junto a su hija de apenas 13 meses, Beatriz. El caso ha sido uno de los más enigmáticos de Asturias, con múltiples reaberturas a lo largo de los años, pero sin resultados concluyentes. La última reactivación del caso se produjo gracias a la insistencia de un vecino que proporcionó información sobre la posibilidad de que el esposo de Mari Trini, Antonio Mara Da Silva, conocido como ‘el Portugués’, hubiera arrojado sus vehículos a una balsa minera en la localidad de Berbes, en Villaviciosa.
La balsa, que se encuentra en una antigua mina de fluorita, ha sido objeto de atención por parte de las autoridades, quienes han colocado boyas para marcar los lugares donde se han localizado los vehículos sumergidos. Los buzos del Grupo Especial de Operaciones (GEO) han confirmado que los coches se encuentran a unos dos metros de profundidad, cubiertos de fango, lo que complica su recuperación. La UDEV ha propuesto drenar la balsa para investigar si los cuerpos de Mari Trini y Beatriz se encuentran dentro de alguno de los vehículos.
El contexto familiar de Mari Trini es igualmente trágico. Nacida en 1962, era la mediana de tres hermanos, todos con discapacidades intelectuales. Su vida estuvo marcada por la adversidad, incluyendo la muerte prematura de sus hermanos y la difícil relación con su esposo. La familia de Mari Trini ha expresado su deseo de que se haga justicia y se encuentren los cuerpos, para poder rendir homenaje a sus seres queridos.
Las Sospechas sobre el Marido
Antonio Mara Da Silva, apodado ‘el Portugués’, ha sido el principal sospechoso en la desaparición de Mari Trini y Beatriz desde el inicio de la investigación. Su comportamiento durante las pesquisas ha levantado sospechas, ya que nunca mostró interés en colaborar con las autoridades ni en buscar a su esposa e hija. A lo largo de los años, se han acumulado testimonios que sugieren un patrón de violencia y control sobre Mari Trini, quien, según se ha informado, vivía en condiciones de abuso y aislamiento.
Los relatos de familiares y amigos indican que Mari Trini intentó escapar de su situación en varias ocasiones. Se dice que llegó a lanzar notas pidiendo ayuda a los vecinos desde la ventana de su hogar, lo que evidencia su desesperación. A pesar de sus intentos de buscar apoyo, la situación no mejoró y, tras dar a luz a Beatriz, se vio obligada a regresar con su marido, posiblemente influenciada por el consejo de las monjas de la casa de acogida donde se encontraba.
El historial de violencia de Antonio ha sido un tema recurrente en la investigación. Se sabe que enfrentó un juicio por malos tratos en septiembre de 1987, pero Mari Trini no se presentó a la vista, y poco después desapareció. Este patrón de abuso y control ha llevado a muchos a creer que el marido podría estar involucrado en la desaparición de ambas.
La Reapertura del Caso y las Nuevas Pruebas
La reciente reapertura del caso ha traído consigo la esperanza de que se puedan encontrar respuestas. La UDEV ha estado trabajando arduamente para seguir las pistas que han surgido en los últimos meses. La decisión de drenar la balsa minera es un paso significativo en la investigación, ya que podría proporcionar pruebas cruciales sobre lo que realmente sucedió aquella fatídica noche de 1987.
Las autoridades han enfatizado la importancia de actuar con rapidez, ya que el tiempo ha pasado y las condiciones del lugar podrían cambiar con las lluvias. La jueza Ana López Pandiella ha dado luz verde a las operaciones necesarias para continuar con la búsqueda, lo que ha generado un renovado interés en el caso por parte de la comunidad y los medios de comunicación.
La familia de Mari Trini ha expresado su deseo de que se haga justicia y se encuentren los cuerpos, para poder rendir homenaje a sus seres queridos. La esperanza de que la verdad salga a la luz ha mantenido viva la memoria de Mari Trini y Beatriz, y ha llevado a muchos a seguir de cerca el desarrollo de la investigación.
El impacto social de este caso ha sido significativo, ya que ha puesto de relieve la problemática de la violencia de género y el abuso en las relaciones. La historia de Mari Trini es un recordatorio de que detrás de cada desaparición hay una vida, una familia y un dolor que perdura a lo largo del tiempo. La búsqueda de justicia no solo es un deber hacia las víctimas, sino también un llamado a la sociedad para que se tome en serio la lucha contra la violencia y el abuso en todas sus formas.
