El 7 de mayo de 2025 se cumplen 25 años del asesinato de José Luis López de Lacalle, un periodista y columnista que se convirtió en un símbolo de la lucha contra el terrorismo en el País Vasco. Su muerte a manos de ETA no solo marcó un hito en la historia del terrorismo en España, sino que también puso de manifiesto la complicidad y el silencio que rodean a ciertos sectores políticos en la región. A pesar del paso del tiempo, el eco de su asesinato resuena en la memoria colectiva, y las preguntas sobre la responsabilidad política y social siguen sin respuesta.
La figura de López de Lacalle es emblemática en un contexto donde la violencia y el silencio han sido moneda corriente. Desde su asesinato, muchos han intentado justificar la violencia de ETA, pero el silencio de figuras políticas como Arnaldo Otegi y los alcaldes de Andoain, Andoni Álvarez y José Antonio Barandiaran, ha sido particularmente llamativo. Estos líderes, que representan a la izquierda abertzale, han optado por no pronunciarse sobre el crimen, lo que ha llevado a muchos a cuestionar su complicidad con el terrorismo.
### La Justificación del Terrorismo y el Silencio de los Líderes
El silencio de Otegi y otros líderes de EH Bildu es un reflejo de una estrategia más amplia que busca minimizar la responsabilidad de la izquierda abertzale en los crímenes de ETA. En 2000, Otegi justificó el asesinato de López de Lacalle, argumentando que el periodista representaba una amenaza para la narrativa que ETA quería imponer. Sin embargo, 25 años después, se niega a aclarar su postura, lo que genera un ambiente de impunidad y complicidad.
La falta de respuesta de Otegi ante las preguntas sobre su papel en la justificación del asesinato ha sido interpretada como un intento de proteger su imagen y la de su partido. Este silencio no solo es una falta de respeto hacia la memoria de López de Lacalle, sino también hacia todas las víctimas del terrorismo. La incapacidad de los líderes de la izquierda abertzale para condenar abiertamente el asesinato refleja una cultura política que aún no ha superado las sombras del pasado.
Por otro lado, los alcaldes de Andoain, tanto el actual como el anterior, han mantenido un mutismo que muchos consideran cómplice. La falta de un pronunciamiento claro sobre el asesinato de López de Lacalle y la ausencia de un reconocimiento a las víctimas del terrorismo en el municipio son señales de que la política local sigue atrapada en un ciclo de silencio y complicidad. Este silencio no solo perpetúa el dolor de las víctimas, sino que también impide que la sociedad vasca avance hacia una reconciliación genuina.
### La Memoria de las Víctimas y la Responsabilidad Social
A pesar del silencio de algunos líderes políticos, hay voces que se alzan en defensa de la memoria de López de Lacalle y de todas las víctimas del terrorismo. Pepe Iparraguirre, concejal de Podemos, ha sido uno de los pocos que ha tenido el valor de recordar públicamente el legado de López de Lacalle y la importancia de condenar la violencia. En sus declaraciones, Iparraguirre ha enfatizado que la oposición clara a ETA es fundamental para evitar que la historia se repita.
La exalcaldesa Maider Lanez, del PSE-EE, también ha sido una defensora de la memoria histórica. Ella ha instado a las nuevas generaciones a conocer el daño que el terrorismo ha causado en la sociedad vasca, subrayando la necesidad de recordar para que no se repita. Su compromiso con la memoria de las víctimas es un ejemplo de cómo la política puede y debe abordar el pasado de manera constructiva.
El PNV, a través de figuras como Imanol Goenaga, también ha tomado una postura clara contra el terrorismo. Goenaga ha afirmado que no hay justificación para el asesinato de aquellos que piensan diferente, y ha instado a la sociedad a reconocer el sufrimiento que el terrorismo ha infligido. Esta postura ética es esencial para construir un futuro en el que la violencia no tenga cabida.
Sin embargo, la realidad es que muchos en Andoain aún no han asumido la responsabilidad de condenar el terrorismo. La falta de reconocimiento a las víctimas y el silencio cómplice de ciertos sectores políticos son obstáculos que impiden avanzar hacia una sociedad más justa y reconciliada. La memoria de López de Lacalle debe servir como un recordatorio de que el silencio no es una opción y que la verdad y la justicia son fundamentales para sanar las heridas del pasado.
En este contexto, el acto de homenaje que se celebrará en Andoain el 7 de mayo de 2025 es una oportunidad para recordar a López de Lacalle y a todas las víctimas del terrorismo. Es un momento para reflexionar sobre el pasado y para comprometernos a construir un futuro en el que la violencia no tenga lugar. La memoria de López de Lacalle y la lucha por la verdad y la justicia deben ser los pilares sobre los que se edifique una nueva sociedad vasca, libre de terror y de complicidad.