La reciente investigación sobre el intento de asesinato del cofundador de Vox, Alejo Vidal-Quadras, ha revelado conexiones alarmantes entre el régimen iraní y un grupo de sicarios en Europa. Según informes de la Fiscalía y los servicios de inteligencia de los Países Bajos, el gobierno de Irán ha sido señalado como el instigador detrás de este ataque, que también tenía como objetivo al periodista opositor iraní Siamak Tadayon Tahmasbi, residente en el país europeo. Esta situación ha llevado al ministro de Exteriores neerlandés, Caspar Veldkamp, a convocar al embajador iraní para abordar la grave situación.
Las autoridades neerlandesas han identificado a varios sospechosos en relación con estos intentos de asesinato, incluyendo a Mehrez Ayari, un presunto sicario, y Sami Bekal, quien sería el cabecilla del grupo. Chahinez Kadid, exnovia de Bekal, también ha sido arrestada por su supuesta participación en la logística de ambos atentados. La Fiscalía ha expresado su preocupación por el papel del Estado iraní en este caso, subrayando que el uso de actores criminales para llevar a cabo actos de violencia es un patrón que se ha observado en otras ocasiones.
La Fiscalía neerlandesa ha destacado que el intento de asesinato de Vidal-Quadras ha captado la atención internacional, especialmente debido a su conexión con el caso de Tadayon. En sus informes, se menciona que el grupo de sicarios opera a nivel internacional y que las amenazas a la seguridad de críticos del régimen iraní en Europa son motivo de gran preocupación. Las autoridades han solicitado que se mantenga la prisión preventiva de los sospechosos, argumentando que representan un peligro significativo.
Los detalles de la investigación son inquietantes. En un teléfono interceptado perteneciente a Ayari, se encontró una conversación de WhatsApp en la que se discutía el plan para asesinar a Vidal-Quadras. En esta conversación, Ayari menciona la entrega de 500 euros y un arma, así como instrucciones sobre cómo llevar a cabo el ataque. Este tipo de comunicación revela la seriedad y la premeditación detrás de estos intentos de asesinato.
La situación se complicó aún más cuando, el 6 de junio de 2024, Tahmasbi alertó a las autoridades sobre la presencia sospechosa de un hombre cerca de su hogar. Esto llevó a la detención de Ayari y de Gabriel Ignacio Osorio, un ciudadano colombiano que también está implicado en el caso. Ambos sospechosos fueron encontrados en posesión de armas de fuego y un pasaporte falso, lo que indica que estaban preparados para llevar a cabo el ataque.
Los mensajes interceptados entre los implicados son reveladores. En ellos, se hacen referencias directas a la misión de asesinar a Tadayon, con instrucciones específicas sobre cómo entrar en su casa y llevar a cabo el ataque. La Fiscalía ha señalado que estos mensajes demuestran una clara intención de cometer un crimen violento, lo que refuerza la necesidad de una respuesta contundente por parte de las autoridades.
Kadid, quien ha sido arrestada por su papel en la organización del ataque, ha intentado convencer a los investigadores de que no estaba al tanto de los planes de asesinato. Sin embargo, la Fiscalía considera que su versión no es creíble, dado que estaba al tanto de las sospechas sobre su exnovio y su implicación en actividades criminales. La Fiscalía ha argumentado que nadie puede ser tan ingenuo como para no darse cuenta de la gravedad de la situación.
El caso ha puesto de manifiesto la creciente preocupación por la seguridad de los críticos del régimen iraní en Europa. Los informes de los servicios de inteligencia neerlandeses advierten que el régimen sigue intentando silenciar a disidentes y opositores, utilizando tácticas de violencia y amenazas. Esta situación plantea serias preguntas sobre la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión en el continente europeo.
La investigación continúa, y las autoridades neerlandesas están trabajando en colaboración con sus homólogos españoles para desentrañar todos los aspectos de este caso. La implicación de un Estado en actividades criminales en el extranjero es un asunto grave que requiere una respuesta internacional coordinada. A medida que se desarrollan los acontecimientos, la comunidad internacional estará atenta a cómo se maneja esta situación y qué medidas se tomarán para proteger a aquellos que se atreven a desafiar al régimen iraní.