En un significativo avance hacia la reconciliación con su pasado, Irlanda ha comenzado las excavaciones en Tuam, donde se cree que 796 bebés fueron enterrados en condiciones inadecuadas. Este proyecto, que se inició oficialmente el 14 de julio de 2025, busca localizar los restos de estos infantes en la fosa séptica del Saint Mary’s Mother and Baby Home, un centro que operó entre 1925 y 1961 bajo la supervisión de monjas de la congregación del Buen Socorro. La revelación de este escándalo en 2014 llevó al Gobierno irlandés a iniciar una investigación formal y a ofrecer una disculpa pública en 2021.
El Saint Mary’s Mother and Baby Home es uno de los 18 centros que existieron en Irlanda, donde miles de mujeres embarazadas fuera del matrimonio fueron acogidas. La fuerte influencia de la Iglesia católica en la sociedad irlandesa obligó a muchas de estas mujeres a renunciar a sus hijos, quienes eran dados en adopción para evitar el estigma social. Según una investigación publicada en 2021, aproximadamente 9,000 niños menores de tres años murieron en estos centros entre 1922 y 1998, debido a enfermedades relacionadas con la malnutrición, la falta de higiene y la escasa atención médica.
La historiadora Catherine Corless fue quien destapó este oscuro capítulo de la historia irlandesa al localizar cerca de 800 certificados de defunción sin registros de entierro en el centro. Las primeras excavaciones realizadas entre 2016 y 2017 confirmaron que muchos de estos niños fueron enterrados sin identificación en una fosa séptica. Sin embargo, no fue hasta la aprobación de la Ley de Entierros Institucionales en 2022 que se permitió la exhumación y la identificación de los restos.
El equipo de excavación está compuesto por 18 expertos de diferentes países, incluyendo Irlanda, Estados Unidos y España, y es liderado por Daniel MacSweeney, un antiguo miembro del Comité Internacional de la Cruz Roja. Su objetivo es recuperar todos los restos, identificarlos mediante pruebas de ADN y entregarlos a sus familias para que puedan darles una sepultura digna. Para llevar a cabo esta tarea, se utilizará maquinaria especializada, incluyendo una excavadora con una pala sin dientes, que explorará un área de más de 5,000 metros cuadrados.
El proceso de excavación es complejo y pionero a nivel mundial. La extensión del terreno, el deterioro del mismo con el tiempo y el pequeño tamaño de los restos presentan un desafío considerable para los investigadores, quienes estiman que los trabajos se prolongarán durante dos años. MacSweeney ha enfatizado la importancia de recuperar los restos con el máximo cuidado para aumentar las posibilidades de identificación.
Este esfuerzo por desenterrar y dignificar la memoria de estos niños se enmarca en un contexto más amplio de reconocimiento y reparación por parte del Estado irlandés. En 2021, el primer ministro Michéal Martin ofreció una disculpa pública, reconociendo que la sociedad irlandesa había mantenido una actitud distorsionada hacia la sexualidad y la intimidad, lo que llevó a un sufrimiento inmenso para las madres jóvenes y sus hijos. La congregación de las hermanas del Buen Socorro también se disculpó, admitiendo que habían enterrado a los niños de manera «irrespetuosa e inaceptable» y ofreciendo compensaciones económicas a las víctimas.
Este proceso de excavación no solo busca identificar los restos de los bebés, sino que también representa un paso hacia la sanación de las heridas abiertas en la sociedad irlandesa. La historia del Saint Mary’s Mother and Baby Home es un recordatorio de las injusticias sufridas por muchas mujeres y niños en un contexto donde la moralidad impuesta por la Iglesia católica dictaba las normas sociales. La búsqueda de justicia y verdad es fundamental para que las familias afectadas puedan finalmente encontrar algo de paz.
A medida que avanza este proyecto, la atención internacional se centra en Irlanda, donde la historia de estos bebés enterrados en secreto se convierte en un símbolo de la necesidad de enfrentar el pasado y buscar la verdad. La excavación en Tuam es un acto de reconocimiento hacia aquellos que fueron olvidados y un llamado a la reflexión sobre cómo las instituciones pueden afectar la vida de las personas de maneras devastadoras. La comunidad espera que este esfuerzo no solo traiga respuestas, sino que también impulse un cambio en la forma en que se trata a las mujeres y a los niños en situaciones vulnerables en el futuro.