El reciente enfrentamiento entre el Inter de Milán y el FC Barcelona en las semifinales de la Champions League ha dejado un rastro de polémica y debate en torno a las decisiones arbitrales. Con un marcador final de 4-3 en la vuelta y un global de 7-6, el partido no solo fue un espectáculo de goles, sino también un escenario de controversias que han encendido los ánimos de los aficionados y analistas por igual. La actuación del árbitro polaco Szymon Marciniak ha sido objeto de críticas, especialmente por parte del equipo culé, que siente que varias decisiones les perjudicaron en momentos clave del encuentro.
La hinchada del Barcelona no tardó en expresar su descontento tras el pitido final, señalando varias jugadas que, a su juicio, fueron mal juzgadas por el árbitro. Hansi Flick, el entrenador del equipo alemán, también se mostró visiblemente molesto, afirmando que «cada jugada de 50-50 caía del lado del Inter». Esta afirmación refleja la frustración que se vivió en el campo, donde las decisiones arbitrales parecían inclinarse a favor del equipo italiano. Flick, en una entrevista posterior, enfatizó que no quería centrarse demasiado en el arbitraje, pero su decepción era evidente: «Eso es lo que me pone triste».
Uno de los momentos más discutidos del partido fue la decisión de Marciniak de no conceder un penalti a favor del Barcelona tras una caída de Lamine Yamal en el área, tras una entrada de Mkhitaryan. Aunque inicialmente se señaló penalti, el VAR intervino y corrigió la decisión, determinando que la falta se había producido fuera del área. Este tipo de situaciones ha generado un intenso debate sobre la efectividad y la interpretación del VAR en el fútbol moderno. Iturralde González, un exárbitro, analizó la jugada y concluyó que la falta se había originado fuera del área, lo que justificó la decisión del VAR.
Otro momento polémico se produjo en el minuto 96, cuando el banquillo del Barcelona reclamó una falta de Dumfries sobre Gerard Martín. Sin embargo, Iturralde fue claro al afirmar que no había falta, argumentando que el jugador del Inter estaba en una posición correcta y que fue Martín quien impactó a Dumfries. Estas decisiones han dejado a los aficionados del Barcelona preguntándose si realmente se está aplicando el reglamento de manera justa y equitativa.
A medida que las críticas hacia el arbitraje se intensificaban, Arséne Wenger, exentrenador del Arsenal, también se unió al debate. Wenger expresó su desacuerdo con el uso del VAR, especialmente en situaciones donde se revisan las jugadas a cámara lenta. Según él, esto distorsiona la realidad de la acción y puede llevar a decisiones erróneas. Su crítica se centró en un penalti que se le concedió a Lautaro Martínez tras una entrada de Pau Cubarsí, donde Wenger argumentó que la decisión no fue la correcta y que el árbitro se dejó llevar por la presión del VAR.
En Polonia, la reacción ante la actuación de Marciniak fue diferente. Muchos defendieron su valentía al tomar decisiones difíciles en un ambiente tan tenso como el de una semifinal de Champions. Rafał Rostkowski, un exárbitro polaco, criticó al VAR, sugiriendo que su intervención había llevado a Marciniak a cometer errores que no habría hecho de no haber sido por la presión de la tecnología. Según Rostkowski, el VAR debería ser una herramienta para corregir errores, no para confundir aún más la situación en el campo.
La afición del Inter, por su parte, también tuvo sus propias quejas, reclamando la expulsión de Iñigo Martínez tras un incidente en el que supuestamente escupió a Acerbi. Este tipo de situaciones solo añade más leña al fuego en un partido que ya estaba cargado de tensión y emociones.
El debate sobre el uso del VAR y la actuación de los árbitros en partidos de alto nivel como este es un tema recurrente en el mundo del fútbol. La tecnología ha cambiado la forma en que se toman decisiones en el campo, pero también ha traído consigo una serie de controversias que parecen no tener fin. A medida que el fútbol evoluciona, la necesidad de un sistema de arbitraje justo y efectivo se vuelve cada vez más crucial, y los aficionados esperan que se tomen medidas para mejorar la situación en el futuro.