En un reciente informe de la Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía, se ha revelado la figura de Amarouch Azbir, un ex imán de la mezquita Al Furkan en Vilanova i la Geltrú, quien ha sido descrito como un «embaucador y manipulador». Este informe destaca la preocupación de las autoridades sobre su influencia en la comunidad musulmana local, donde se le considera un gurú y un santo. Desde 2006, Azbir ha ejercido un papel de liderazgo en esta mezquita, que ha sido catalogada como una de las más radicales de la región.
La investigación policial señala que la mezquita estaba vinculada a una célula islamista desarticulada en 2005 durante la Operación Chacal. La Audiencia Nacional ha respaldado las investigaciones, confirmando la decisión del Ministerio del Interior de expulsar a Azbir a Marruecos, con una prohibición de entrada a España durante diez años. Este caso ha puesto de manifiesto la creciente preocupación por la radicalización dentro de las comunidades musulmanas en España.
### La Manipulación y el Control de la Comunidad
El informe policial destaca la «gran capacidad de influencia» de Azbir sobre los fieles de tres mezquitas en Barcelona. Su poder de seducción es tal que muchos de sus seguidores lo siguen ciegamente, sin cuestionar sus decisiones. Esta situación se ve exacerbada por el perfil socioeconómico de sus seguidores, en su mayoría de origen bereber y con un nivel educativo limitado. Azbir ha logrado que sus fieles realicen donaciones significativas, a menudo sin un control claro sobre el destino de esos fondos. Durante el mes de ramadán, ha solicitado contribuciones para ayudar a huérfanos en zonas de conflicto como Palestina, Siria e Irak, aunque se ha descubierto que ha utilizado parte de esos fondos para adquirir propiedades en España.
La policía también ha calificado a Azbir como «una persona violenta» que no acepta críticas. Se le atribuyen agresiones físicas a miembros de su comunidad que cuestionaron su liderazgo. Bajo su dirección, la mezquita ha sido un centro de difusión de tesis extremistas, donde se han promovido ideas radicales sobre el papel de la mujer y la interpretación del islam. Dos de sus discípulos han llegado a afirmar que las mujeres que no se visten de acuerdo a sus estrictas normas son consideradas «prostitutas». Este tipo de retórica ha alimentado un ambiente de intolerancia y exclusión dentro de la comunidad.
### Un Islam Rigorista y la Rechazo a la Integración
Amarouch Azbir ha defendido un islam ortodoxo y rigorista, insistiendo en que la sharía debe prevalecer sobre las leyes del país en el que reside. Su postura ha sido clara en cuanto a la prohibición de las relaciones sentimentales entre hombres musulmanes y mujeres españolas, así como en la exigencia de que los hombres lleven la cabeza rapada y la barba al estilo salafista, mientras que las mujeres deben estar completamente cubiertas. Este enfoque radical ha generado tensiones no solo dentro de la comunidad musulmana, sino también con la sociedad española en general.
En 2012, Azbir mostró un aumento en su extremismo, rechazando aún más las costumbres occidentales y oponiéndose a la integración en la sociedad española. Su solicitud de nacionalidad española fue denegada por el Ministerio del Interior, lo que refleja la preocupación de las autoridades sobre su influencia y actividades. A pesar de esto, continuó liderando la mezquita y fue visto en reuniones con individuos vinculados a actividades radicales.
La policía ha documentado encuentros de Azbir con personas que han mostrado signos de radicalización, lo que ha llevado a un aumento en la vigilancia sobre sus actividades. Su relación con un ciudadano español condenado por su vinculación con los atentados de Nueva York también ha levantado alarmas sobre su red de contactos y la posible propagación de ideologías extremistas.
El caso de Amarouch Azbir es un claro ejemplo de cómo la radicalización puede infiltrarse en comunidades locales, aprovechando la vulnerabilidad de ciertos grupos. La respuesta de las autoridades es crucial para prevenir la propagación de estas ideologías y proteger tanto a la comunidad musulmana como a la sociedad en su conjunto. La situación en Cataluña, donde la diversidad cultural y religiosa es notable, plantea desafíos significativos en la lucha contra el extremismo y la promoción de la convivencia pacífica entre diferentes grupos.