La Laguna de Soliva, ubicada al oeste de Teatinos en Málaga, es un ejemplo fascinante de cómo un proyecto fallido de extracción de recursos puede transformarse en un valioso ecosistema. Originalmente, esta área fue destinada a la explotación de arcilla para la fabricación de ladrillos. Sin embargo, la perforación excesiva rompió la capa freática, lo que permitió que las aguas subterráneas afloraran, creando un humedal que se ha convertido en un oasis ecológico.
La historia de la Laguna de Soliva comienza con la actividad industrial que buscaba extraer arcilla. Este intento no solo fracasó, sino que, irónicamente, dio lugar a un entorno natural rico en biodiversidad. Con el tiempo, el abandono de la cantera permitió que la vegetación nativa, como tarajes, cañas, juncos y eneas, comenzara a colonizar el área. Esto, a su vez, atrajo a una variedad de especies animales que encontraron en este nuevo hábitat un lugar propicio para vivir.
En la actualidad, la Laguna de Soliva abarca aproximadamente 20,000 metros cuadrados y alberga una rica diversidad de fauna. Entre los mamíferos, se han observado conejos, liebres y zorros en los alrededores del humedal. Sin embargo, el verdadero atractivo de este lugar radica en su avifauna. La Sociedad Española de Ornitología (SEO) ha documentado la presencia de numerosas especies de aves, tanto residentes como migratorias. Entre ellas se encuentran rapaces como el aguilucho ratonero, el cernícalo primilla y varias especies de águilas, así como aves cantoras como el ruiseñor pechiazul y el abejaruco europeo.
Además de las aves, la Laguna de Soliva también es un refugio para reptiles y anfibios. Se han identificado varias especies de culebras, incluyendo la viperina y la de escalera, así como anfibios como el sapo corredor y la ranita meridional. Esta diversidad biológica convierte a la laguna en un punto de interés tanto para investigadores como para amantes de la naturaleza.
A pesar de su valor ecológico, la Laguna de Soliva enfrenta amenazas significativas. La misma urbanización que dio origen a este humedal ahora pone en riesgo su existencia. En 2012, se aprobó un plan parcial que contempla la construcción de más de mil viviendas en la zona, lo que podría llevar a la destrucción de este ecosistema. La presión urbanística es una preocupación constante para los defensores del medio ambiente que han comenzado a organizarse para proteger la laguna.
En respuesta a esta amenaza, se ha formado una plataforma de vecinos y asociaciones que buscan preservar la Laguna de Soliva. La asociación Almijara ha propuesto integrar el humedal en un anillo verde que se está desarrollando en la ciudad, lo que permitiría conectar este espacio natural con otros humedales estacionales en la región. Esta iniciativa no solo busca proteger la laguna, sino también fomentar la biodiversidad y la sostenibilidad en el área urbana.
El futuro de la Laguna de Soliva es incierto, pero su historia es un recordatorio de la resiliencia de la naturaleza. A pesar de los intentos de desecar el humedal, la vida ha encontrado una manera de prosperar. Las recientes lluvias han aumentado el caudal de la laguna, revitalizando su ecosistema y demostrando que la naturaleza puede recuperarse si se le da la oportunidad.
La Laguna de Soliva no solo es un refugio para la fauna, sino también un espacio de recreación y educación ambiental para la comunidad. Su existencia resalta la importancia de conservar los ecosistemas naturales en medio del crecimiento urbano. La lucha por proteger este oasis ecológico es un ejemplo de cómo la comunidad puede unirse para salvaguardar su patrimonio natural, asegurando que futuras generaciones puedan disfrutar de la riqueza biológica que ofrece este lugar.