Los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica han completado su peregrinación al Camino de Santiago, un viaje que iniciaron en 2017. Acompañados por tres de sus cuatro hijos, los príncipes Emmanuel, Gabriel y Leonor, la familia real llegó a Santiago el miércoles, donde fueron recibidos con gran expectación. La ruta que han seguido es el itinerario francés de la Ruta Jacobea, y este año comenzaron su recorrido en Sarria, un punto habitual para muchos peregrinos.
La llegada de la familia real a Santiago fue marcada por un deseo de discreción. A pesar de su estatus, los monarcas optaron por vestirse de manera casual y sencilla, como cualquier otro peregrino. Se les pudo ver en Lavacolla y posteriormente en el casco histórico de la ciudad, donde culminaron su viaje en la emblemática praza do Obradoiro, frente a la Catedral de Santiago.
La Casa Real Belga ha compartido imágenes de su peregrinación a través de sus redes sociales, mostrando momentos significativos del trayecto, incluyendo la llegada a la meta. La familia se tomó varias fotografías en la plaza, donde el majestuoso edificio de la catedral sirvió de fondo para inmortalizar el momento.
El alojamiento de los Reyes durante su estancia en Santiago ha sido el Hostal de los Reyes Católicos, un lugar histórico que ha sido testigo de numerosas visitas reales a lo largo de los años. Se ha informado que la familia real se alojó en varias suites del hotel, donde se implementó un importante despliegue de seguridad para garantizar su privacidad.
Este Jueves Santo, los Reyes de Bélgica participarán en la Misa de la Cena del Señor en la Catedral de Santiago, donde serán recibidos por el arzobispo de la ciudad, monseñor Francisco José Prieto. Al igual que en su llegada, la Casa Real ha solicitado que se mantenga un bajo perfil durante la ceremonia, evitando ocupar un lugar destacado en el templo.
La tradición de la familia real belga por el Camino de Santiago se remonta a la reina Fabiola, quien era española de nacimiento y tenía una profunda devoción por el Apóstol Santiago. La reina Fabiola pasaba sus veranos en Santiago, donde disfrutaba de la vida local y participaba en actividades religiosas. Su legado ha influido en la actual familia real, que continúa con esta tradición de peregrinación.
El Camino de Santiago, que atrae a miles de peregrinos de todo el mundo cada año, es conocido no solo por su significado religioso, sino también por su belleza natural y cultural. La ruta ofrece una experiencia única que combina la espiritualidad con el turismo, lo que ha llevado a un aumento en el interés por el Camino en los últimos años.
La llegada de los Reyes de Bélgica a Santiago no solo destaca su compromiso con esta tradición, sino que también pone de relieve la importancia del Camino de Santiago como un símbolo de unidad y paz. A medida que la familia real se une a otros peregrinos en su viaje, se refuerza la idea de que el Camino es un espacio para la reflexión y el encuentro entre diferentes culturas y tradiciones.
La participación de la familia real en este evento religioso también resalta el papel de la monarquía en la promoción de la cultura y las tradiciones locales. A través de su viaje, los Reyes de Bélgica no solo honran su propia herencia, sino que también contribuyen a la visibilidad del Camino de Santiago en el ámbito internacional.
En resumen, la peregrinación de los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica al Camino de Santiago es un evento que trasciende lo meramente ceremonial. Es un recordatorio de la rica historia y la profunda espiritualidad que rodea a esta ruta, así como de la conexión entre las tradiciones europeas y la devoción religiosa que sigue viva en la actualidad.