En el tercer trimestre de 2025, el laboratorio alemán Merck reportó un incremento del 1% en sus ventas netas, alcanzando los 5.300 millones de euros. Este crecimiento, aunque modesto, se presenta en un contexto donde la compañía se ha enfocado en la expansión de su cartera de tratamientos de fertilidad, particularmente la Fecundación In Vitro (FIV). Sin embargo, este enfoque ha suscitado un intenso debate ético y moral, especialmente entre grupos religiosos y defensores de la vida.
La presidenta de Merck, Belén Garijo, destacó que la empresa ha logrado un crecimiento orgánico en sus tres sectores empresariales, lo que refleja la resiliencia de su cartera frente a desafíos externos. En su reciente declaración, Garijo enfatizó la importancia de su acuerdo con la administración de Estados Unidos, que busca ampliar el acceso a tratamientos de FIV. Este acuerdo incluye la revisión acelerada de Pergoveris, un medicamento destinado a pacientes con problemas complejos de fertilidad, bajo el programa de Vales de Prioridad Nacional del Comisionado de la FDA.
Sin embargo, la promoción de la FIV ha sido objeto de críticas por parte de obispos estadounidenses, quienes han manifestado su rechazo a procedimientos que consideran que «congelan o destruyen a preciosos seres humanos». En su declaración, los obispos subrayaron que toda vida humana es sagrada y que los niños tienen derecho a nacer de un acto natural y exclusivo de amor conyugal, no de la intervención tecnológica de una empresa. Esta postura resuena con un creciente movimiento que aboga por una atención a la fertilidad que sea ética y respetuosa con la vida.
### La Fecundación In Vitro: Un Proceso Controversial
La FIV es un procedimiento médico que ha revolucionado el tratamiento de la infertilidad, permitiendo que muchas parejas logren el sueño de ser padres. Sin embargo, el proceso implica la creación de múltiples embriones, de los cuales solo algunos son seleccionados para ser implantados en el útero. Esto genera una serie de dilemas éticos, ya que los embriones no utilizados pueden ser destruidos o congelados indefinidamente. Esta realidad ha llevado a muchos a cuestionar la moralidad de la FIV, argumentando que, en su esencia, el procedimiento puede ser visto como una forma de aborto.
Desde una perspectiva ética, los críticos de la FIV argumentan que la creación y destrucción de embriones humanos no solo deshumaniza el proceso de la procreación, sino que también plantea serias preocupaciones sobre el valor de la vida humana. La idea de que los embriones pueden ser tratados como propiedad o recursos desechables es un punto de controversia que ha sido ampliamente debatido en foros religiosos y éticos.
Por otro lado, los defensores de la FIV argumentan que este procedimiento ha permitido a millones de parejas superar problemas de fertilidad y que, cuando se realiza con responsabilidad y ética, puede ser una herramienta valiosa para la salud reproductiva. Sin embargo, la creciente comercialización de la FIV y la presión para producir resultados han llevado a cuestionamientos sobre la ética de algunas prácticas en este campo.
### La Respuesta de la Comunidad Religiosa
La respuesta de la comunidad religiosa ante la expansión de la FIV ha sido contundente. Los obispos estadounidenses han expresado su preocupación por las políticas que promueven la FIV sin considerar las implicaciones morales y éticas. En su declaración, enfatizaron que la vida humana debe ser protegida desde la concepción y que cualquier intervención que comprometa esta visión es inaceptable.
Además, los obispos han instado a un diálogo más amplio con la administración y el Congreso sobre estas políticas, subrayando la importancia de la santidad de la vida y del matrimonio. Este llamado a la acción refleja un deseo de involucrar a la sociedad en una discusión más profunda sobre la ética de la reproducción asistida y el respeto por la vida humana en todas sus etapas.
El debate sobre la FIV y su impacto en la vida humana es un tema que seguirá generando controversia. A medida que la tecnología avanza y las opciones de tratamiento se expanden, es crucial que la sociedad reflexione sobre las implicaciones éticas de estas prácticas. La lucha por un enfoque que respete la dignidad de la vida humana y promueva la salud familiar es un desafío que requiere la atención de todos, desde los profesionales de la salud hasta los responsables políticos y la comunidad en general.