En el año 2025, España se encuentra en un punto crucial de su historia democrática, marcado por dos efemérides significativas: el 50 aniversario de la proclamación de Juan Carlos I y el 40 aniversario de la adhesión de España a la Unión Europea (UE). Estos eventos no solo son hitos en el calendario, sino que también representan momentos de reflexión sobre el camino recorrido y los desafíos que enfrenta el país en la actualidad.
La proclamación de Juan Carlos I en 1975 simbolizó el inicio de la Transición política en España, un proceso que permitió al país salir de décadas de dictadura y abrazar la democracia. Este cambio fue fundamental para la integración de España en la comunidad europea, un paso que se consolidó con la firma del Tratado de Adhesión a la UE en 1985. Este tratado no solo sacó a España del aislamiento internacional, sino que también la incorporó a un proyecto político y económico que ha transformado su estructura social y económica.
A pesar de la importancia de estos aniversarios, la celebración del 40 aniversario de la adhesión a la UE no ha despertado el interés esperado en el actual gobierno. La ceremonia, presidida por Felipe VI, se vio ensombrecida por el contexto político actual, marcado por la corrupción y la falta de liderazgo. La ausencia de figuras clave como Felipe González, quien jugó un papel crucial en la entrada de España en la UE, refleja la desconexión entre el pasado y el presente.
**El legado de Felipe González y su visión europea**
Felipe González, a sus 83 años, continúa siendo una figura influyente en el socialismo español. Su liderazgo durante la Transición y su papel en la integración europea son recordados como momentos clave en la historia reciente de España. González apostó por una relación cercana con Alemania, especialmente con el canciller Helmut Kohl, lo que resultó ser un movimiento estratégico que facilitó la adhesión de España a la UE.
El estudio de la relación entre González y Kohl revela lecciones valiosas sobre la importancia de la diplomacia y la cooperación internacional. En un momento en que las negociaciones para la adhesión estaban estancadas, la decisión de González de apoyar el despliegue de misiles en Alemania fue vista como un acto audaz que demostró el compromiso de España con la Alianza Atlántica y su disposición a asumir riesgos por el bien del país.
Hoy, España se enfrenta a un contexto internacional complejo, marcado por tensiones geopolíticas y desafíos económicos. Sin embargo, la respuesta del gobierno actual, liderado por Pedro Sánchez, ha sido criticada por su falta de ambición y valentía en la escena internacional. La incapacidad de establecer relaciones sólidas y de confianza, como las que existieron entre González y Kohl, pone en duda el papel de España en la UE y su capacidad para afrontar los retos actuales.
**Desafíos contemporáneos y la percepción europea**
La situación política en España ha generado preocupación en Europa, donde se observa con asombro y hartazgo los acontecimientos recientes. La falta de un liderazgo claro y la corrupción han debilitado la imagen de España en el exterior. La reciente campaña contra Israel y las gestiones para que el catalán sea oficial en la UE son ejemplos de una política que parece alejada de las prioridades europeas.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha instado a España a mostrar valentía y ambición ante los retos actuales. Sin embargo, estas cualidades parecen escasas en el gobierno de Sánchez, que se encuentra atrapado en un laberinto político y social. La falta de compromiso con los valores democráticos y la creciente polarización en la política española son señales preocupantes para el futuro del país en la UE.
La historia de España en la UE es una historia de transformación y adaptación. Desde su adhesión en 1985, el país ha experimentado un crecimiento significativo, pero también ha enfrentado crisis que han puesto a prueba su cohesión social y política. En este contexto, es fundamental que España recupere su papel como un socio responsable y activo en la UE, capaz de contribuir a la estabilidad y el progreso del continente.
A medida que se celebran estos aniversarios, es esencial recordar las lecciones del pasado y reflexionar sobre el futuro. La historia de España en la UE es un recordatorio de que la cooperación y el compromiso son fundamentales para enfrentar los desafíos globales. La pregunta que queda es si el liderazgo actual está a la altura de las circunstancias y si España podrá recuperar su lugar en el corazón de Europa.