La Atención Primaria en Andalucía ha experimentado una evolución significativa en las últimas dos décadas, marcada por la incorporación de nuevas tecnologías, un mayor reconocimiento del papel del médico de familia y un fortalecimiento de la enfermería. Sin embargo, a pesar de estos avances, persisten carencias estructurales y desafíos que afectan la calidad del servicio. La atención primaria se ha consolidado como la puerta de entrada al sistema sanitario, siendo el referente de confianza para la ciudadanía. Jesús Pardo, presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (SAMFyC), destaca que este año se han cubierto todas las plazas de Medicina de Familia, lo que genera un optimismo moderado en el sector. Sin embargo, la preocupación por el relevo generacional es palpable, ya que se prevé que a partir de 2025 se concentren las jubilaciones de miles de médicos, un fenómeno que no ha sido anticipado adecuadamente.
Uno de los problemas más acuciantes es la falta de cobertura en zonas rurales y pequeños municipios. Muchos pueblos que anteriormente contaban con servicios de urgencias 24 horas ahora se ven obligados a cerrarlos debido a la falta de profesionales. Esta situación se agrava durante el verano, cuando la escasez de sustituciones provoca el cierre de centros de salud en ciudades como Sevilla y Huelva. La sobrecarga asistencial resultante afecta tanto a los profesionales como a los pacientes, quienes a menudo no reciben respuestas inmediatas a sus necesidades de salud.
La revolución tecnológica ha sido otro de los aspectos destacados en la Atención Primaria. La historia clínica electrónica Diraya ha permitido unificar la información y mejorar la continuidad asistencial, aunque su implementación inicial no estuvo exenta de dificultades. Además, la mayoría de los centros de salud ahora cuentan con equipos de diagnóstico como ecógrafos y dermatoscopios, lo que facilita la detección temprana de enfermedades. La pandemia de COVID-19 aceleró la adopción de la atención telefónica y la videoconferencia, modalidades que han llegado para quedarse y que han permitido que entre el 60 y el 70 % de las interconsultas se realicen de forma telemática, reduciendo así las derivaciones y agilizando los diagnósticos.
La atención preventiva también ha cobrado relevancia en los últimos años. Programas de cribado poblacional, como los de cáncer de colon y mama, han permitido detectar miles de casos de forma rápida y eficiente. El papel de los centros de salud en la recogida de pruebas y la información al paciente es fundamental en este contexto. Sin embargo, el perfil del paciente ha cambiado, ya que el acceso a internet y a herramientas digitales ha multiplicado la información que los usuarios traen a la consulta. Aunque muchos pacientes consultan en línea antes de acudir al médico, la confianza en el médico de familia sigue siendo un pilar fundamental.
El rol de la enfermería también ha evolucionado, con un aumento en la especialización y en la capacidad de los enfermeros para realizar seguimientos de pacientes. Los equipos multidisciplinares, aunque no siempre son suficientes, están mejor preparados para abordar problemas de salud complejos. Sin embargo, la contratación de médicos extracomunitarios para cubrir vacantes ha generado controversia. Estos médicos, aunque son generales y no especialistas en Medicina de Familia, reciben la misma remuneración que aquellos que han completado la formación especializada. Esta situación desmotiva a los residentes y plantea riesgos para la calidad asistencial. Desde la SAMFyC se ha solicitado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) que supervise estas prácticas y asegure que las plazas se reserven a profesionales con la especialidad correspondiente.
A pesar de los avances en tecnología y programas de prevención, la Atención Primaria en Andalucía enfrenta un futuro incierto. La falta de profesionales en áreas rurales, la precariedad contractual que lleva a muchos médicos jóvenes a buscar oportunidades en otras comunidades o en el extranjero, y un sistema de gestión que, según Pardo, debería escuchar más a las sociedades científicas, son solo algunos de los retos que se presentan. La atención primaria, como eje vertebrador del sistema sanitario, necesita una planificación adecuada y un enfoque que priorice la calidad del servicio y la satisfacción de las necesidades de salud de la población.