Un trágico incidente tuvo lugar en Boulder, Colorado, donde un hombre armado con un lanzallamas causó heridas a seis personas durante un evento pro-Israel. Este ataque, que se está investigando como un acto de terrorismo, ha generado un fuerte rechazo y condena por parte de las autoridades y políticos locales. El atacante, identificado como Mohamed Sabry Soliman, de 45 años, lanzó su ataque en medio de una manifestación pacífica que pedía la liberación de rehenes retenidos por Hamás en la Franja de Gaza. Durante el ataque, Soliman gritó «¡Palestina libre!», lo que ha llevado a muchos a calificar el acto como un ataque de odio.
Las víctimas, que oscilan entre los 67 y 88 años, estaban participando en una caminata organizada por la comunidad judía de Colorado, que se lleva a cabo periódicamente desde el inicio del conflicto en Gaza en octubre de 2023. Esta caminata tiene como objetivo mostrar solidaridad con los rehenes y sus familias, y el ataque ha sido descrito como un acto de violencia deliberada por el FBI. El agente especial Mark Michalek confirmó que el FBI está tratando el incidente como un acto de terrorismo, y se espera que se presenten cargos contra Soliman en los próximos días.
La respuesta de las autoridades ha sido rápida, con el director del FBI, Kash Patel, describiendo el ataque como «un acto de terrorismo deliberado». El fiscal del distrito de Boulder, Michael Dougherty, también ha enfatizado la necesidad de que el perpetrador rinda cuentas por sus acciones, aunque no ha proporcionado detalles sobre los cargos específicos que se le imputarán. Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión en Estados Unidos en relación con el conflicto entre Israel y Palestina, y ha reavivado el debate sobre el antisemitismo y la violencia motivada por el odio en el país.
**Reacciones de la comunidad y autoridades**
La comunidad local y los líderes políticos han expresado su indignación ante el ataque. El gobernador de Colorado, Jared Polis, calificó el incidente como un «atroz acto de terrorismo» y expresó sus pensamientos hacia las víctimas y sus familias. En su publicación en redes sociales, Polis subrayó que «los actos de odio, de cualquier tipo, son inaceptables». Esta declaración resuena en un momento en que el antisemitismo y otras formas de odio están en aumento en diversas partes del mundo.
Hakeem Jeffries, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, también se pronunció sobre el ataque, calificándolo de «antisemita» y afirmando que «el antisemitismo no tiene cabida en EE.UU. ni en ningún lugar del mundo». Estas declaraciones reflejan una creciente preocupación entre los líderes políticos sobre la seguridad de las comunidades judías en el país, especialmente en un contexto donde la violencia y el extremismo están en aumento.
El ataque en Boulder no es un incidente aislado. Menos de dos semanas antes, un ataque similar tuvo lugar en Washington D.C., donde un joven abrió fuego contra empleados de la embajada de Israel, expresando su apoyo a Palestina. Este patrón de violencia ha llevado a muchos a cuestionar la seguridad de las comunidades judías y pro-Israel en Estados Unidos, así como la necesidad de abordar el creciente extremismo que alimenta estos actos de violencia.
**El contexto del conflicto Israel-Palestina**
El ataque en Boulder se produce en un momento de gran tensión en el conflicto entre Israel y Palestina, que ha cobrado nuevas dimensiones desde el recrudecimiento de la violencia en Gaza en octubre de 2023. La situación ha generado una polarización significativa en la opinión pública, tanto en Estados Unidos como en otros lugares del mundo. Las manifestaciones a favor de Palestina y las de apoyo a Israel han aumentado, y con ellas, también lo ha hecho la retórica incendiaria que a menudo acompaña a estos eventos.
La comunidad judía de Colorado ha estado organizando caminatas y eventos para mostrar su apoyo a los rehenes y sus familias, así como para abogar por una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, estos eventos también han atraído la atención de aquellos que se oponen a la política de Israel, lo que ha llevado a un aumento en la tensión y, en algunos casos, a la violencia. La situación es compleja y está marcada por una historia de conflicto que ha dejado profundas cicatrices en ambas comunidades.
A medida que las autoridades continúan investigando el ataque en Boulder, queda claro que la violencia motivada por el odio y la intolerancia sigue siendo un problema grave en la sociedad estadounidense. La necesidad de un diálogo constructivo y de medidas efectivas para combatir el extremismo es más urgente que nunca. Las comunidades afectadas deben unirse para enfrentar estos desafíos y trabajar hacia un futuro más pacífico y tolerante.