La central nuclear de Almaraz, ubicada en la provincia de Cáceres, se encuentra en el centro de un intenso debate sobre su futuro. A medida que se acerca la fecha límite para su cierre, programado para 2027 y 2028, las empresas propietarias, Iberdrola, Endesa y Naturgy, están considerando solicitar una prórroga para extender su operación. Sin embargo, este proceso no está exento de complicaciones, ya que el Gobierno español ha impuesto condiciones que podrían dificultar la viabilidad de dicha prórroga.
**El Contexto Actual de la Energía Nuclear en España**
Desde la aprobación del calendario de cierres en 2019, la situación de la energía nuclear en España ha sido objeto de controversia. La central de Almaraz, que ha sido un pilar en la producción de energía eléctrica, enfrenta un futuro incierto. La ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha declarado que la prórroga solo se tramitará cuando las empresas lo soliciten oficialmente. Sin embargo, las condiciones que el Gobierno podría imponer son motivo de preocupación para las eléctricas.
Las empresas han manifestado su intención de solicitar la prórroga, pero esto dependerá de la derogación o modificación de la orden ministerial de 2020, que establece el cierre definitivo de la central. Esta orden, firmada por Aagesen y su antecesora, Teresa Ribera, ha sido un obstáculo significativo para las eléctricas, ya que impide la solicitud de una prórroga sin cambios legislativos previos.
El presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán, ha cambiado su postura en favor de la energía nuclear, lo que refleja un cambio en la estrategia de las eléctricas. En el Foro de Davos, Galán abogó por la necesidad de mantener las nucleares operativas, destacando su papel en la transición energética. Sin embargo, la presión del Gobierno y las condiciones que se anticipan para la prórroga podrían complicar esta situación.
**Las Condiciones del Gobierno y el Futuro de Almaraz**
El Gobierno ha dejado claro que no está dispuesto a eliminar el impuesto del 7% a la generación eléctrica ni a revisar la fiscalidad que afecta a la energía nuclear. Esto ha generado un clima de incertidumbre entre las empresas, que temen que las condiciones impuestas sean demasiado restrictivas. Se ha mencionado que, si se concede la prórroga, la energía nuclear podría ser excluida del mix energético general y destinada únicamente a industrias electrointensivas y a consumidores vulnerables, lo que limitaría su rentabilidad.
A pesar de que las empresas tienen hasta marzo de 2026 para solicitar la prórroga, el tiempo apremia. La próxima junta de propietarios de Almaraz será crucial, ya que se espera que se discutan las inversiones necesarias y la estrategia a seguir. La presión de los directivos de las eléctricas para mantener la operación de la central es palpable, pero también lo es la resistencia del Gobierno a modificar su postura sobre la energía nuclear.
El CEO de Endesa, José Bogas, ha sido uno de los más vocales en la defensa de la revisión del plan de cierre de las nucleares, argumentando que es esencial para la estabilidad del sistema energético español. Por su parte, Francisco Reynés, de Naturgy, ha mostrado un cambio en su enfoque, apoyando una extensión de la vida útil de los reactores de Almaraz, aunque su interés en la energía nuclear es menor en comparación con Iberdrola y Endesa.
La situación actual plantea un dilema para el Gobierno: por un lado, está comprometido con la transición energética y la reducción de emisiones, y por otro, enfrenta la presión de las empresas que argumentan que la energía nuclear es fundamental para garantizar la seguridad del suministro eléctrico y la estabilidad de precios.
En este contexto, la prórroga de Almaraz se convierte en un tema de debate no solo técnico, sino también político. La capacidad del Gobierno para equilibrar sus objetivos medioambientales con las necesidades del sector energético será clave en los próximos meses. Las decisiones que se tomen en relación con Almaraz podrían sentar un precedente para el futuro de la energía nuclear en España y su papel en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
La incertidumbre que rodea a la central nuclear de Almaraz refleja un panorama más amplio en el que las energías renovables y la nuclear deben coexistir en un sistema energético que busca ser más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles. La forma en que se gestione esta transición será crucial para el futuro energético de España.