La vida de Paul Pogba ha estado marcada por altibajos, tanto dentro como fuera del campo. Desde su desvinculación de la Juventus en noviembre, el futbolista francés ha estado en busca de un nuevo equipo, pero su camino ha estado lleno de desafíos personales que han afectado su carrera y su bienestar emocional. En una reciente entrevista con GQ Francia, Pogba abrió su corazón sobre los momentos más oscuros que ha enfrentado, revelando cómo la presión del fútbol y una serie de circunstancias personales lo llevaron a una profunda depresión.
La presión del éxito y la fama puede ser abrumadora, y Pogba no es la excepción. A lo largo de su carrera, ha sido considerado uno de los mejores mediocampistas del mundo, pero también ha enfrentado críticas y expectativas que han pesado sobre sus hombros. En su relato, el jugador de 32 años compartió que comenzó a darse cuenta de su estado emocional cuando notó cambios físicos en sí mismo, como la pérdida de cabello, lo que le hizo sentir que había envejecido diez años en poco tiempo. «Caí en depresión sin darme cuenta», confesó, reflejando la lucha interna que muchos atletas enfrentan en silencio.
La situación se complicó aún más cuando Pogba fue sancionado con 18 meses de suspensión por dopaje, un evento que lo alejó del deporte y lo sumió en una espiral de ansiedad y estrés. Durante su tiempo en Mánchester, experimentó una depresión que lo llevó a cuestionar su vida y su carrera. «El fútbol te quita un par de horas al día, pero luego vuelve la vida normal», explicó, enfatizando la desconexión que sentía entre su vida profesional y personal.
El regreso a la Juventus, donde había tenido tanto éxito anteriormente, no fue el renacer que esperaba. En cambio, se encontró lidiando con un estrés abrumador que se manifestaba físicamente. «No quería quedarme en Turín. Era un suplicio», recordó, refiriéndose a la dificultad de llevar a sus hijos al colegio cerca del centro de entrenamiento, un recordatorio constante de su situación. La presión de ser un padre y esposo mientras lidiaba con sus propios demonios internos se convirtió en una carga pesada.
Además de los problemas relacionados con el fútbol, Pogba también enfrentó un intento de extorsión que involucró a su hermano, lo que complicó aún más su estado emocional. «Lo oculté todo sobre esta extorsión. Mi esposa no lo sabía, ni mis hijos tampoco», reveló, mostrando cómo la necesidad de proteger a su familia lo llevó a cargar con un peso emocional que lo desgastó. La lucha por mantener una fachada de normalidad mientras lidiaba con problemas tan serios fue, según sus propias palabras, «demasiado difícil».
A pesar de todos estos desafíos, Pogba ha intentado encontrar la manera de concentrarse en el fútbol como una forma de escapar de sus problemas. Sin embargo, la presión y las preocupaciones se volvieron tan abrumadoras que llegó a dejar de jugar. «Hice todo lo posible por concentrarme en el fútbol, pero se volvió demasiado difícil», admitió, reflejando la lucha constante entre su pasión por el deporte y su salud mental.
Hoy en día, Pogba se encuentra en un punto de inflexión en su vida. Aunque está sin equipo, ha expresado su deseo de volver a jugar y ha recibido ofertas, incluso de clubes europeos. Sin embargo, su enfoque ahora está en su bienestar personal y en encontrar un equilibrio entre su carrera y su vida personal. La historia de Pogba es un recordatorio de que, detrás de la fama y el éxito, los atletas también son humanos que enfrentan luchas emocionales y mentales. Su valentía al compartir su experiencia puede ayudar a otros a reconocer y abordar sus propias batallas con la salud mental, un tema que sigue siendo crucial en el mundo del deporte y más allá.